Año CXXXIV
 Nº 49.131
Rosario,
martes  29 de
mayo de 2001
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La capital salvadoreña puede inundarse ante el colapso de sus drenajes

El inicio del invierno con lluvias torrenciales y las toneladas de tierra y ripio, que aún siguen en las calles después de los terremotos de principio de año, colapsaron los drenajes de la capital salvadoreña, pero no hay dinero para limpiarlos.
Unas cuatro horas de lluvias bastaron ayer para que comenzaran los deslaves en la cordillera del Bálsamo. La tierra, pedazos de arboles y piedras obstruyeron los drenajes de San Salvador y de Santa Tecla, a 12 kilómetros al oeste de la capital. En Las Colinas, un barrio de clase media de Santa Tecla y donde más de 200 casas fueron sepultadas por un deslave con el terremoto del 13 de enero, la montaña a sus espaldas amenaza ahora con desmoronarse.
Luego de los terremotos de enero y febrero, el gobierno identificó 265 lugares en todo el país donde hay peligro de derrumbes y deslaves. Según expertos en temas ambientales, debido a los daños provocados por los terremotos, las lluvias podrían causar más estragos que los producidos en años anteriores.
El alcalde de San Salvador, Héctor Silva, que ayer inspeccionó las quebradas y drenajes, dijo que según un estudio de una empresa internacional, que no identificó, la rehabilitación de los drenajes, en una fase inicial, costaría 80 millones de dólares. Pero Silva dijo que la alcaldía que preside no cuenta con los fondos suficientes para hacer el trabajo y llamó al poder ejecutivo a trabajar juntos.

"Sin instituciones responsables"
El funcionario indicó que no hay ninguna institución responsable por el mantenimiento del sistema de drenajes, por lo que debe ser un esfuerzo entre el gobierno central y las municipalidades. "Es urgente la construcción de taludes, limpieza de ripio y tragantes", dijo Silva. Según previsiones del Comité de Emergencia Nacional (Coen), el país podría ser afectado por dos o cuatro temporales, el primero en junio, dos más en septiembre y otro en octubre. El invierno podría ser comparable con el de 1998, cuando el huracán Mitch azotó el país y causó unos 200 muertos y cuantiosos daños.
Existe la probabilidad de inundaciones en el bajo Lempa y en las zonas de alto riego en San Salvador, pero ahora se cuenta con un nuevo factor de peligro debido a los derrumbes y grietas que se produjeron tras los terremotos.


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