El presidente Fernando de la Rúa admitió ayer que "está preocupado y le duele" la difícil situación social por la que atraviesa el país, y criticó a los "pesimistas" que con su actitud "aplastan los indicios positivos" de reactivación que, según dijo, ya comienzan a vislumbrarse.
Además, De la Rúa fue categórico al ser consultado sobre la causa de la venta ilegal de armas, al afirmar que "yo no estoy detrás de eso fogoneando nada, ni aprovechando esta situación" y sostuvo que el tema se circunscribe únicamente al ámbito judicial.
En cuanto a la posibilidad de que se produzcan estallidos sociales en el país, que fue deslizada, entre otros, por el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf, el presidente dijo se trata sólo de "amenazas de aquellos que tienen una actitud soberbia y no la responsabilidad directa" de gobernar, aunque no dio nombres.
En una charla informal que mantuvo con los periodistas en la residencia de Olivos durante el tradicional chocolate con motivo del 25 de Mayo, el presidente también se dio tiempo para desearle "felicidad" a su antecesor Carlos Menem e hizo votos para que su casamiento con la conductora chilena Cecilia Bolocco "sea para bien".
Cerca de la gente
Asimismo, el jefe del Estado aseguró no estar "distante de los problemas de la gente" y conocer las "urgencias" sociales, al tiempo que expresó su deseo de poder contar "con soluciones rápidas" y "mayores recursos" que alivien esta situación.
"Me gustaría que se pusiera en marcha ya la maquinaria que permita la recuperación", dijo el primer mandatario, pero también recordó que la crisis ya estaba fuertemente instalada cuando él se hizo cargo del gobierno.
Cuando se le preguntó si estaba preocupado por la dura realidad que viven millones de argentinos, De la Rúa disparó: "¿Ustedes creen que yo no sé las cosas que pasan en la calle? Yo recibo gente de todos los sectores sociales y no estoy distante de sus problemas".
El primer mandatario también reconoció que "el trabajo de presidente no es tranquilo" y volvió a recordar "la época difícil" en la que le tocó asumir esa responsabilidad.
A su vez, De la Rúa indicó que ya se vislumbran indicadores que marcan una incipiente reactivación, pero sostuvo que le "preocupa que cuando hay síntomas positivos me lo aplasten los pesimistas".
De eso no se habla
En cuanto a la causa de la venta ilegal de armas, el presidente se negó a opinar sobre la situación procesal del cuñado de Menem, Emir Yoma, y del ex ministro de Defensa, Antonio Erman González, al señalar que "ya hablé" de este tema.
Consultado sobre la estrategia que estaría esbozando el menemismo para complicar a Domingo Cavallo en el caso, De la Rúa aseguró que no le "preocupa" el tema porque el ministro de Economía "ya declaró en su momento" en la causa judicial.
Cavallo fue uno de los ministros de Menem que firmó los decretos que finalmente derivaron en una la triangulación de armas a Ecuador y Croacia.
De la Rúa ratificó luego la "independencia de la Justicia" y aseguró no estar "fogoneando nada", en referencia a la supuesta persecución política que denunció el senador Eduardo Menem hacia ex funcionarios del gobierno anterior.
Sobre el casamiento Menem-Bolocco, De la Rúa le deseó "la mayor felicidad" a los contrayentes e hizo votos para que "sea para bien".
Cuando se le preguntó si les mandará algún regalo, De la Rúa dijo que "seguramente" enviará un mensaje a los novios.
De la Rúa inició su actividad muy temprano en la quinta presidencial, con la ejecución de la Diana de Gloria, a cargo de la Fanfarria Alto Perú del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín.
Luego recibió el saludo del personal que desempeña actividades en la quinta presidencial junto a su esposa Inés Pertiné y al intendente de Vicente López, Enrique García.
Posteriormente, De la Rúa se dirigió a la Plaza de Armas para presenciar el izamiento de la bandera nacional, mientras la Fanfarria Alto Perú ejecutaba los acordes del Himno Nacional.
Allí, el presidente se sacó fotos y conversó con los alumnos de las escuelas locales que asistieron a la ceremonia.
Antes de trasladarse a la Sala de Convenciones para participar del tradicional chocolate, De la Rúa convocó a que "pensemos en los que menos tienen, en la solidaridad interior y pensemos en recrear las condiciones de producción y de trabajo que necesitamos para ponernos gallardamente de pie".