Año CXXXIV
 Nº 49.128
Rosario,
sábado  26 de
mayo de 2001
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Un cura católico de tradición oriental tiende puentes entre la ciencia y la fe
"Intento dar respuestas a la gente en aquellas cuestiones que nadie responde"
El padre Ricardo Gerula, párroco en Quilmes, cree en el poder del péndulo y las varillas. Un "brujo blanco"

Silvina Dezorzi

Dice descreer de la racionalidad, pero sus palabras transmiten una singular búsqueda de coherencia para suturar la brecha entre la fe y la ciencia. El sacerdote católico Ricardo Gerula, al frente de una de las empobrecidas parroquias de Quilmes, transita desde hace un cuarto de siglo por un espectro de prácticas fronterizas, en "un intento por dar respuesta a la gente en aquellas cuestiones que nadie responde". En ese camino pasó de ocuparse de "maleficios" a la parapsicología y el control mental, y más tarde a la radiestesia y geobiología, donde despliega hoy su "carisma", munido de un péndulo y varillas. El padre Gerula, invitado para disertar en Rosario por el periódico "Voz de vida", afirma que su persona "resume desde la infancia a Oriente y Occidente", producto de su ascendencia ucraniana y una crianza en el rito oriental. El singular intento de síntesis que emprendió ante La Capital -desde una dimensión ética, religiosa, laboral, discursiva y de conocimiento- demuestra que no lo hace mal.
-¿En qué consiste su práctica?
-Hace 25 años intento dar respuesta a la gente en aquellas cuestiones sobre las que nadie responde. En los 60 traté de dar respuesta a algo muy en boga por entonces: el tema de las brujerías. En los 70, con el auge del control mental, surgieron otros cuestionamientos y por eso empecé no sólo a estudiar los fenómenos parapsicológicos, sino a practicarlos. Por ejemplo la intuición, la videncia, el manejo de la energía con las manos, la telepatía... también fui instructor de control mental y a medida que iban apareciendo necesidades fui buscando respuestas. Eran épocas de curiosidad. El país estaba mucho mejor y la gente tenía tiempo para pensar en otra cosa que no fuera comer. En esa época se planteó el crecimiento desde lo mental. Yo hice todo lo que requería eso durante 10 años, hasta que comprendí que lo mental tenía un techo, que hay un cierto engaño de la racionalidad y se debía abordar el ser profundo: la realidad última, lo más íntimo, donde residen todas sus posibilidades.
-¿Caracteriza al ser profundo como algo espiritual o como lo inconsciente?
-Como espiritual. Para los cristianos es nuestra imagen y semejanza con Dios; para los no cristianos es un ser de luz que nos habita. Pero ahora apareció toda otra problemática. Con la radiestesia y la geobiología resurgió el aspecto energético desde otro punto de vista: lo cósmico y lo humano a la vez. La radiestesia es sentir las radiaciones, y la geobiología investigar las relaciones que hay entre la vida y las radiaciones telúricas. Para eso uso amplificadores de esas sensaciones, básicamente el péndulo y las varillas.
-¿Define su práctica desde el universo de la creencia, la ciencia o una síntesis sui géneris de ambas?
-Es una combinación de ambas, que separo mucho en la vida diaria. En la parroquia soy sacerdote y en la sala de conferencias, profesor. Cuando me piden que dé una charla en la parroquia, por ejemplo, no acepto.
-¿La jerarquía eclesiástica aprueba su práctica?
-No hay una aprobación explícita, pero tampoco me lo impiden.
-¿Y cómo se lleva con el obispo de Quilmes, Jorge Novak?
-Bien. En la diócesis hay gran libertad para ejercer los propios carismas.
-¿Cree que lo que hace se debe a un carisma?
-Claro. El carisma es un don para poner al servicio del crecimiento de los demás. Lo bueno es poder usar el carisma como don y al mismo tiempo fundar su vida laboral sobre el carisma.
-¿Forma parte del Movimiento de Renovación Carismática?
-No me alíneo en ningún movimiento ni filiación política, aunque tenga mis preferencias. El sacerdote debe admitir todos los movimientos, porque son los que expresan las distintas necesidades de todos sus fieles.
-¿Usted vive de esto?
-Los sacerdotes deberíamos vivir de lo que dan en las parroquias. Pero en Quilmes no es fácil por la pobreza extrema, entonces este también es un medio de vida. Por eso decía que es bueno unir la vida de donación y laboral en un carisma.
-¿Cobra su servicio?
-Depende. Algunas empresas lo piden, por ejemplo para ubicar mejor a sus empleados en zonas libres de radiaciones. Eso se cobra, claro, pero no cobro las entrevistas, si quieren dejar donaciones para la parroquia bien; si no, igual.
-¿Por qué utiliza el péndulo y las varillas?
-Son un código entre la mente consciente e inconsciente. Todos estamos interconectados a nivel inconsciente, que abarca un círculo de más o menos 200 años. Hay un inconsciente colectivo, como decía Jung, que los orientales llaman registro ascásico: un lugar donde están los conocimientos de toda la humanidad, como una computadora madre a la que todos estamos conectados.
-¿Cree que tiene materialidad?
-Claro; si no, no se podrían depositar los conocimientos.
-¿Qué tipo de materialidad?
-Es una materialidad, valga la paradoja, eminentemente espiritual. Tiene un sustento energético.
-Su discurso guarda cierto parecido con el movimiento New Age. ¿Se siente próximo a esos planteos?
-No, puede haber un lenguaje semejante, pero los contenidos son diversos. La New Age funda todo en la idea de una edad de oro y un bienestar que sobrevendrá sin trabajo de la persona. Yo pienso que la persona llega a algo sólo con un severo trabajo y con alta fidelidad a sí misma. Y en años. No me cuadra el hombre light de la Nueva Era.
-¿Le añade algo especial a su trabajo ser sacerdote?
-Claro. Hace eje en una espiritualidad integrada, con acento en lo trascendente.
-¿Tiene una posición muy ortodoxa, de vigilancia doctrinal, respecto al comportamiento de sus fieles?
-El término medio es muy importante. Una gran laxitud dejaría a las personas como en un desierto y un exceso de vigilancia las haría sentir enrejadas. Hay que tener una actitud de misericordia, como enseño Jesús con la prostituta. Trato de recordar además que un exceso de rigidez o de laxitud son proyecciones de cada uno según la crianza que tuvo.
-¿Rescata a las religiones orientales?
-Desde ya. Yo no pertenezco al rito latino, sino al bizantino ucraniano. Soy católico apostólico romano y me ordené en ese rito con un permiso especial de Roma, pero mi rito inicial es el oriental, en el que fui bautizado porque mis padres eran ucranianos. La misa del rito oriental, y en general toda esa tradición cultural, va más al hemisferio cerebral derecho, donde cuentan más el gesto, la imagen, lo rítmico, lo musical, lo visual; el rito latino en cambio apela más a lo racional. Así que imagine que vengo de todo un planteamiento distinto y tengo un encuadre oriental y ecuménico. Mi persona resume, desde la infancia, Oriente y Occidente.
-¿Qué siente que puede hacer con las varillas o el péndulo?
-Por ejemplo, puedo ayudar cuando me viene a ver alguien que se siente víctima de un maleficio; puedo ubicar personas, objetos o animales perdidos; ayudar en un diagnóstico médico si los profesionales lo piden; colaborar con la policía, aunque en general prefiero darles una beca para un curso y que se queden en su salsa; colaborar con las empresas para ubicar al personal y ver cómo andan; o ayudar cuando una persona o una casa están enfermas, afectadas geobiológicamente.
-¿Qué es una casa enferma?
-Cuando tiene un exceso de energía o energía estancada.
-¿Usted piensa que la brujería ejerce una eficacia?
-Claro que tiene eficacia. Hay dos formas de ser vulnerable: una, estar en la frecuencia del mal, de modo que por ser uno negativo todo lo malo me llega; la otra forma es la creencia: todo lo que creo me ocurre, no tanto por lo que viene de afuera como por lo que hago con mi propia energía. Pero el bien también tiene eficacia y el brujo blanco tiene poder.
-¿Usted es un brujo blanco?
-(Se ríe a carcajadas) Los que lean esta nota tendrán que sacar sus propias conclusiones.



El padre Gerula sabe fascinar a su auditorio con el uso de una varilla.
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