La esquina de Rioja y Mitre se convirtió de pronto en escenario de una situación desesperante. Cientos de personas caminaban por el lugar y el tránsito era tan caótico como siempre. Una mujer y su hija de 17 años caminaban a pocos metros de ese cruce cuando dos vehículos se tocaron. Uno de ellos salió disparado, fuera de control, y se subió a la vereda. La madre reaccionó a tiempo y se salvó de milagro, pero la chica se paralizó un segundo y fue aplastada por el coche. Verónica Luchesi golpeó contra la vidriera de una empresa de turismo y tuvo que ser internada en grave estado con traumatismo de cráneo y fractura de piernas. Por la tarde fue operada en el Hospital Clemente Alvarez.
Eran las 9.45 cuando el paisaje del microcentro se trastocó. En cuestión de segundos el febril ritmo de Rioja y Mitre dejó paso al caos. Uno de los cristales de la empresa Transatlántica hecho añicos con vidrios diseminados en la vereda, el cuerpo de la chica tirado en el piso en medio de manchas de sangre y la vieja rural Dodge 1500 estacionada con dos de sus ruedas sobre la acera le daban al lugar un aspecto conmovedor, el de un drama que pudo haber sido mucho peor. Gente que corría en distintas direcciones, pidiendo ambulancias y la madre de la chica, semidesvanecida en los brazos de un hombre que hacía todo lo posible por consolarla, completaban la imagen.
El juez correccional de la 10ª Nominación, Daniel Acosta, ordenó el corte de tránsito para facilitar la realización de pericias. La chica fue trasladada inconsciente. Luego de la operación, anoche a las 20, se informó que su vida no corría peligro.
De la calzada a la vereda
El choque se produjo entre la rural Dodge, conducida por José Augusto Mignone, de 61 años, y una camioneta Fiat Ducato habilitada para el transporte de pasajeros, que cubre el trayecto entre Villa Constitución y Rosario. Su chofer, Jorge Leiva, tiene 42 años. El coche gris, patente UDE454, circulaba por Mitre. El utilitario iba por Rioja. Según dijo uno de los propietarios del minibús, el rodado "estaba perfectamente habilitado y tenía permiso para circular por el microcentro". El conductor del auto dijo que venía despacio por Mitre y que al cruzar la bocacalle debió acelerar "porque la camioneta venía a alta velocidad. Me enganchó de atrás y perdí el control de mi auto", alcanzó a decir Mignone mientras era atendido por un pico de hipertensión. En la comisaría 2ª informaron lo contrario: que el utilitario no iba rápido y sí la vieja rural Dodge.
El impacto hizo que el Dodge 1500 efectuara medio trompo y saliera despedido fuera de control hacia calle Mitre. Por esa arteria, pero sobre la vereda de los números impares, caminaban Verónica y su madre Stella Rodríguez. Según testigos del accidente, la menor iba unos pasos más adelante que su mamá cuando la sorprendió el auto subiendo a la vereda. Natalia, empleada de la librería ubicada justo en la esquina de Rioja y Mitre, fue testigo.
"Escuché una frenada y el golpe del choque. Enseguida me di vuelta y pude ver al coche en zigzag y que el hombre pegaba volantazos. La chica iba adelante de la madre que al ver al auto se corrió para atrás. Pero la piba se quedó como paralizada. Llevaba unas carpetas y una bolsa en los brazos que se le cayeron al piso por el susto. El auto la tiró contra el vidrio de Transatlántica y golpeó con la cabeza. Creía que la había matado por las manchas de sangre. Después no pude ver porque me descompuse de la impresión", relató la empleada.
Tras embestir a la menor, el coche siguió poco más e impactó contra un taxi Renault 12 que estaba estacionado en la parada. Hugo, el chofer de ese coche, sintetizó: "Se escucharon las frenadas y el ruido de la rotura de vidrios. Después todo fue un caos. Los otros conductores discutían y la gente se amontonó. Muchos pedían a los gritos una ambulancia. Todo eso fue muy terrible, yo me aparté porque no quería ni ver lo que había sucedido con la chica".