Tal como se preveía, el cambalache que aprobaron los concejales el jueves pasado y que habilitó a la Municipalidad a cortar la circulación de vehículos en la zona de boliches de Pichincha, se convirtió este fin de semana en un parche que no solucionó demasiado las cosas. Si bien el director de Tránsito municipal, Manuel Sciutto, consideró ayer que "todo fue positivo", y destacó que "no hubo embotellamientos ni complicaciones", la realidad indicó lo contrario. El corte de Rivadavia y el cambio de circulación de la avenida Illia se sintieron con fuerza en las calles Güemes y Rodríguez, donde se duplicó el número de autos y estacionar fue una misión imposible. Vecinos y funcionarios se reúnen hoy para analizar estas consecuencias de manera conjunta.
"La evaluación desde el punto de vista de la Dirección de Tránsito es positiva, ahora vamos a analizar junto a los vecinos cómo repercutió en la zona toda esta modificación. Queremos hablar con ellos y que nos brinden su opinión en torno a si esto realmente mejoró la seguridad en las calles del barrio", señaló ayer el funcionario. Se espera que personal de la Dirección de Control Urbano y de Registración e Inspección también participen de esas reuniones.
Este fin de semana, los inspectores cortaron la circulación durante el viernes y el sábado, de 0 a 4, en el tramo de Rivadavia que va desde Rodríguez a Alvear. "Ese sector fue convertido en peatonal y se cambió el sentido del tránsito en la avenida Illia", recordó Sciutto. El funcionario explicó que por esta última arteria "sólo se permitió circular desde la zona norte al centro. En concreto, lo que realizamos fue reemplazar a Rivadavia por Illia", subrayó, al tiempo que destacó que de los operativos participaron 17 inspectores, a los que se sumaron cerca de una decena que pertenecen a Control Urbano.
La saturación de Güemes y Rodríguez
Lo cierto es que los cortes y desvíos en el tránsito provocaron una verdadera saturación de calle Güemes. Estacionar sobre esa arteria durante las noches del fin de semana se convirtió en una tarea por demás de difícil. Lo mismo sucedió por Rodríguez. Los vecinos de esa calle no sólo percibieron un incremento en la circulación frente a sus casas, sino que al tradicional movimiento le sumaron el paso de dos líneas de colectivos que se vieron obligadas a cambiar de recorrido.
"Lo que sucede es que siempre que se corta una calle, en la primera vía posterior a la interrupción hay un aumento del flujo de vehículos. Es inevitable", admitió Sciutto, quien consideró que "cuanto más grande es el corte, más traumático se vuelve".
Por último, y a la hora de anticipar si este fin de semana regresarán los cortes y desvíos, el funcionario indicó que "todo dependerá de lo que nos digan los vecinos".