Mauricio Maronna
Carlos Reutemann acaba de dejar en evidencia lo que todos los análisis políticos señalaban desde el mismo momento en que asumió su segundo mandato al frente de la Gobernación: en los comicios de octubre se juega a todo o nada su ilusión presidencial. El gesto de instalarse como candidato a senador suplente fue maximizado hasta el paroxismo con la determinación de la Cámara alta provincial, vía PJ, de imponer una cuestionable boleta sábana que no hace distingos entre elecciones nacionales, provinciales y municipales. La última decisión del reutemismo logró hacer realidad una misión hasta ahora imposible para la política santafesina: unificar las voces de la oposición y despertar, al menos en las palabras, la adormilada conciencia crítica de Convergencia Radical -léase Horacio Usandizaga-, que no trepidó en responsabilizar al Lole por la iniciativa, a la que calificó de "manifiestamente fraudulenta". Reutemann no necesita de este tipo de cimbronazos para salir airoso de la competencia electoral que se avecina. Es más, la jugada puede convertirse en un bumerán para quien hizo de la prudencia su mejor capital político. El indicio más notable de lo indefendible de la iniciativa lo constituyó el silencio casi absoluto de las voces más representativas del peronismo santafesino a la hora de justificar lo votado en el Senado provincial. "¿Qué querés que te diga? No lo entiendo. Estamos llenándonos la boca con el tema de la reforma política y apelamos a una boleta única que va a producir el efecto contrario. No quiero ni pensar en la lista de impresentables que ahora querrán hacer un sublema para las elecciones a concejal escondiéndose detrás del nombre de Reutemann. Más que una sábana va a parecer un toldo de mil metros", grafican desde las cercanías de un candidato a legislador nacional. La votación del jueves en la Legislatura opacó un gesto extraordinario para la política provincial. Un día antes el presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, había bajado a Santa Fe con el único argumento sólido de refugiarse en Reutemann, el justicialista que está al tope en la consideración positiva de los sectores independientes. El Lole, con la paciencia de la araña, teje su bordado presidencial de cara al 2003 sin declaraciones ampulosas y poniéndole el hombro a un gobierno nacional que hace de la torpeza política un hábito. El mismo día en que el rústico Hugo Moyano pedía que el presidente entregue el poder anticipadamente y que el ahora impaciente Carlos Ruckauf asestaba que los estallidos ya eran una realidad, Reutemann le daba un poco de aire al jefe del Estado. El jueves, horas antes de que la Legislatura pusiera en pie de guerra a la oposición santafesina, De la Rúa metía su cuña en la interna del PJ y ungía al hombre de ojos azules y pocas palabras como el ejemplo a seguir por la dirigencia argentina. Durante esa misma jornada Manuel Mora y Araujo, uno de los encuestadores más prestigiosos de la Argentina, confió a La Capital que Reutemann superaba en los sondeos a Ruckauf y a José Manuel de la Sota en un distrito clave como la ciudad de Buenos Aires. ¿Qué o quién le hizo abandonar por un momento a Reutemann la correcta creencia de que por el carril más lento se puede llegar primero? El Lole querrá traccionar votos con su nombre impreso en la boleta y reclamará que los intendentes hagan lo propio en los comicios municipales y provinciales pero, ¿hacía falta llegar a tanto? Nadie pudo haber imaginado que por una vez usandizaguistas, celestes, amarillos, blancos socialistas populares y demócratas progresistas podían dejar de mostrarse los dientes (hasta ahí regalándole todos los espacios al amo y señor de la política santafesina) para unificarse contra el espanto de una boleta sábana interminable. Ese momento, inédito para la política local, es lo que se produce por estas horas. "La boleta única le simplifica la elección a la gente", es la dudosa explicación que acuñan los arquitectos de la iniciativa que quedó a medio construir en el Senado provincial. Si se trata de evitarles confusión a los santafesinos, es hora de que en vez de subterfugios tomen el toro por las astas y deroguen la laberíntica ley de lemas. El gobernador hizo de la intuición un formidable instrumento para seguir ganando terreno en la consideración de la gente. Si esa capacidad intuitiva se mantiene intacta estará barruntando por estas horas la necesidad de dejar de lado una boleta sábana que solamente sirve para esconder los viejos vicios de la política. Para quien viene abonando el camino hacia la Casa Rosada con sentido común, transparencia y austeridad, el maquiavelismo de creer que el fin siempre justifica los medios será en las elecciones de octubre apenas un juego de suma cero.
| Reutemann cosechó elogios del presidente De la Rúa. | | Ampliar Foto | | |
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