Año CXXXIV
 Nº 49.120
Rosario,
viernes  18 de
mayo de 2001
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Presentaron un recurso por un desaparecido de La Calamita
Se trata de Rubén Daniel Flores, secuestrado en la vía pública en junio de 1977

Eduardo Valverde

Se presentó ayer en los Tribunales Federales de Rosario un recurso de búsqueda de la verdad histórica sobre el caso de un detenido-desaparecido que estuvo secuestrado en el centro clandestino de detención conocido como La Calamita, en Granadero Baigorria. Se trata de Rubén Daniel Flores y la demanda la inició su esposa Laura Repetti, quien sobrevivió junto a su hija al horror de ese centro de torturas. El escrito fue presentado en el Juzgado Federal Nº4 a cargo de Omar Digerónimo, con el patrocinio de los abogados Amílcar Monti, Juan Lewis y Florencia Barrera. Por este hecho se responsabiliza a quienes fueron jefes del Segundo Cuerpo de Ejército durante el Proceso, del cual dependía operacionalmente La Calamita, es decir los generales Genaro Díaz Bessone, Leopoldo Fortunato Galtieri y Andrés Aníbal Ferrero.
El matrimonio Flores y su hija fueron secuestrados en plena vía pública, cuando bajaron en la calle Gorriti de un colectivo de la línea A, en junio de 1977. Posteriormente, fueron trasladados maniatados y encapuchados al lugar que fue luego reconocido por Repetti en su testimonio ante la Conadep como La Calamita, una bodega abandonada ubicada en el camino que une Granadero Baigorria con la autopista Rosario-Santa Fe.
Luego de cuatro o cinco días, Repetti y la niña recuperaron su libertad, cuando fueron abandonadas en el mismo sitio donde habían sido secuestrados, pero de Flores no se tuvieron nunca más noticias.
El abogado Monti precisó a La Capital que "durante su cautiverio, Repetti pudo observar a través de una mirilla algunas características del lugar donde estaba confinada, al que luego identificó como La Calamita".
El letrado agregó que "en la APDH se conserva un cuaderno escrito por un policía de apellido Verón, quien después fue apodado El Bombero Loco, donde hacía un detalle pormenorizado de los hechos que ocurrieron en La Calamita".
Según Monti, "precisamente Verón fue el primero que dio a conocer públicamente que en La Calamita se cargaba a los presos desvanecidos en una furgoneta simulada con propaganda comercial, se atravesaba la autopista hasta el aeropuerto y se los transportaba en aviones militares con destino incierto, donde la mayoría de ellos eran arrojados al río de la Plata o al mar Argentino".
El abogado agregó que los juicios sobre la verdad histórica tratan de reconstruir "el destino de los desaparecidos y darle la satisfacción a sus familiares de saber qué fue lo que pasó, adónde fueron, donde se encuentran, y determinar quiénes fueron los desaparecedores".
Monti aseveró que "La Calamita es hoy un lugar que está algo olvidado, pero se conserva intacto en su sitio cerca de la autopista Rosario-Santa Fe; incluso quienes transitaban por ella podían ver el haz de luz de un reflector que por la noche utilizaba la guardia del centro clandestino de detención".
Finalmente, el letrado aseveró que "en la presentación pedimos una serie de medidas, como el reconocimiento del lugar e incluso algunas excavaciones y la participación del Equipo Argentino de Antropología Forense, porque suponemos que pueden haberse realizado entierros clandestinos de los cadáveres de las víctimas del campo".



Los querellantes cuando salían de Tribunales.
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