Varios son los estudios que afirman que, tanto las náuseas como los vómitos, son síntomas saludables, según un artículo publicado en The Lancet en el que se resumen algunos de los más recientes trabajos de investigación.
Todo indicaría que las mujeres que los sufren tienen menos posibilidades de presentar un aborto espontáneo, según un estudio de la Cornell University. En Canadá, sin embargo, aparecen voces recomendando su tratamiento para cuidar la calidad de vida de la embarazada. Y hay consenso en que los síntomas severos no pueden ser descuidados.
Estos pro y contras llevan a la conclusión -expresada por el principal investigador de la Cornell University- que la actitud ante las náuseas y vómitos debe ser resuelta caso por caso por profesionales que conozcan el tema y que, además, tengan adecuados conocimientos de nutrición.
Un equipo de investigadores de la Ponce Gastroenterology Research, de Puerto Rico, indicó que los registros que habían realizado con embarazadas que sufrían de estos síntomas, en el 89% de las mujeres tratadas estaba presente en forma severa una infección bacterial (helicobacter pylori). Sólo un 7% de las embarazadas no tenía la bacteria.
Otro estudio, esta vez en la Facultad de Medicina de Stanford, señala que el incremento de los estrógenos durante el embarazo produce una reacción ante los olores que predisponen a las náuseas y vómitos. Esta explicación hace pensar que estas manifestaciones protegen al feto del aborto espontáneo, dado que una placenta saludable produce estrógeno en el comienzo de la preñez.
Investigadores ingleses revelaron que están asociados con una placenta más grande y con bebés de mayor peso. La madre, al comer menos, baja los niveles de insulina y de insulina de factor de crecimiento, dos potentes hormonas que generalmente causan un aumento de la grasa.
Mecanismo de protección
El estudio de la Cornell University explica que muy probablemente las náuseas matutinas son una especie de blindaje contra químicos y microorganismos potencialmente riesgosos para los nutrientes que recibe el feto.
Samuel Flaxman, investigador de la citada casa de estudios, dice que de todos modos debe haber un equilibrio, de modo de tomarlos en cuenta en el caso de que sus síntomas sean demasiado severos.
Otros científicos, sin embargo, dudan de que las náuseas y vómitos sean un mecanismo de protección. El antropólogo Ivy Pike, de la Ohio State University compara situaciones de embarazadas en países desarrollados y en países en desarrollo, destacando que la nutrición y otra serie de indicadores socioeconómicos pueden determinar un diferente nivel de vulnerabilidad según los casos.
Gideon Koren, del Motherisk Program, Hospital for Sick Children de Toronto, Canadá, afirma por su parte que esta sintomatología debe ser tratada para mejorar la calidad de vida de la madre, considerando, además, que los recursos actuales para su tratamiento no revisten riesgo alguno. También destaca que, con el paso del tiempo, de no tratarse, probablemente se acrecienten y provoquen mayores dificultades.