Belén Travesaro
En Latinoamérica cada vez es mayor el número de embarazos en edades tempranas, sean en la infancia o adolescencia. Los casos más sorprendentes conocidos en los últimos tiempos dan cuenta de niñas de 9 y 10 años que fueron mamás. Para la doctora Stella Maris Maldonado, de la Asociación de Psiquiatras Argentinos, estas niñas "experimentan un desarreglo tanto biológico como psíquico", convirtiéndose en "mujeres" en forma temprana. "Una de las causas de los embarazos precoces es la aparición temprana de la menarca. Hasta hace unos años se presentaba entre los 12 y 14 años, mientras que ahora, a los 10 ó 12", aseguró a La Capital la especialista miembro de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (Apsa) quien expuso sobre este tema en el XVII Congreso Argentino de Psiquiatría realizado recientemente en Mar del Plata. Respecto de los motivos del adelanto de la menstruación, la doctora Maldonado mencionó recientes investigaciones que vinculan la mala alimentación con las alteraciones en el ciclo hormonal. "Estas chicas ya son mujeres a los 11 años. Crecen abruptamente y tanto a nivel biológico como psicológico se produce un profundo desarreglo. Conozco casos de chicas de 20 años, con 5 y 6 hijos, que parecen mujeres de mediana edad", dijo. Maldonado opina que el fenómeno de las niñas madres aparece "en todas las clases sociales", no es sólo privativo de los sectores carenciados. A ello contribuyen los estímulos excitantes de la publicidad y los medios masivos que afectan la conducta de los niños. "Ellos son espectadores de escenas fuertes que no pueden internalizar porque no entienden", agrega. Por su parte, el psiquiatra Edgar J. Belfort, de Venezuela, opina que las menores embarazadas viven dos procesos simultáneos: la adolescencia, en el cual necesitan una mamá que las proteja, y tener su propio hijo. "Esto genera mucha confusión y desconcierto en el ámbito familiar", dice. El especialista, quien estuvo en el país como invitado del congreso, agrega que en estos casos es frecuente que la adolescente tenga dudas y miedos que el ginecólogo y el obstetra no atienden. "Los profesionales se dedican a ver el crecimiento del estómago, sin tomar en cuenta los temores, rechazos al bebé y dificultades con la pareja. Si estas dificultades no son tratadas por un terapeuta, el medio externo no las contiene y pueden padecer un impacto emocional durante el posparto". El hecho que la madre sufra una depresión luego del parto no significa que el niño la vaya a padecer también. "Lo que sí es cierto es que la mamá depresiva no está en condiciones de cubrir todas las necesidades de ese niño y esto traerá problemas psicológicos al hijo", enfatiza. En otro orden el especialista venezolano se refirió a las repercusiones que causa la ausencia de la figura paterna en los casos de mujeres que eligen tener un hijo prescindiendo de una pareja, para cubrir una necesidad personal. "Esto a largo plazo provoca dificultades en el niño quien necesita del referente paterno para su desarrollo evolutivo", dice. "Qué va a decir ese niño cuando le pregunten quién es su papá. Creo que no tenemos derecho a elegir un padre de probeta tan sólo para satisfacer una necesidad. No estoy a favor ni en contra, aunque sí considero necesario el análisis y estudio de los efectos en los niños para prevenir problemas futuros", cierra Belfort.
| El fenómeno de las niñas madres no es privativo de las clases bajas. | | Ampliar Foto | | |
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