Año CXXXIV
 Nº 49.115
Rosario,
domingo  13 de
mayo de 2001
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Las fantasías y pesadillas de Gaudí

Una biografía sobre Antonio Gaudí, escrita por el holandés Gijs van Hensbergen y editada por Plaza y Janés, arroja luz sobre el artista catalán venerado y vilipendiado por sus pares del siglo XX, pero que dejó en Barcelona las huellas inconfundibles de su genio: la iglesia de la Sagrada Familia, la Casa Vicens, el Palacio y el Parque Güell, entre otras.
"Durante más de cuarenta años el régimen de Franco reprimió la identidad cultural catalana, ocultando el significado de la obra de Gaudí", apunta el biógrafo en la introducción del libro, que aparece para saldar una deuda pendiente sobre el artista, olvidado durante años y que volvió a resurgir en las décadas del sesenta y el setenta.
Los edificios de Gaudí fueron el telón de fondo de películas como "El reportero", de Michelangelo Antonioni, mientras que los jóvenes partidarios del amor libre se daban cita en los peldaños de la Sagrada Familia o en el Parque Güell.
No es mucho lo que se sabe de Gaudí. Tenía fama de reservado y su autobiografía "quedó escrita en piedra, en azulejos rotos, caparazones de tortuga, metal retorcido, vidrieras de colores y oro bruñido; en cemento y argamasa", considera Van Hensbergen.
Ante la vista de la catedral de la Santa Familia, George Orwell exclamó horrorizado: "Es uno de los edificios más horrendos del mundo (...) opino que los anarquistas hicieron gala de mal gusto al no volarla por los aires cuando tuvieron oportunidad". Sin embargo, otros admiraron su obra: Walter Gropius opinó que algunos de los muros de la Sagrada Familia son una maravilla de perfección técnica y el arquitecto Hermann Finsterlin la calificó como uno de los edificios prodigiosos de este mundo.
La mayoría cree que Gaudí erigió, para completarlos en unos casos y en otros no, tan sólo nueve edificios en la propia Barcelona y sus alrededores, y tres en otros lugares de España. Sin embargo, los encargos recibidos fueron muy numerosos aunque algunos no llegaron nunca a su mesa de dibujo.
El artista nació en 1852 en el sur de Barcelona, una llanura atrapada ente una cadena montañosa y el Mediterráneo. El joven Gaudí se veía rodeado por agujas de iglesias y montañas. "La luz es allí de una claridad extraordinaria que acerca las distancias y aplana la vista hasta tornar el entorno un paisaje cubista".
El escenario de su niñez haría emerger con el tiempo en Gaudí, "esa estética de lo humilde y lo «incompleto», que se deleitaba en el adobe, en la cerámica y el ladrillo cocidos".
A los 22 años llegó a la escuela de Arquitectura, en Barcelona, y pronto asimiló las lecciones de Pugin, Ruskin y Viollet-le-Duc (el restaurador de Notre Dame) y su formación se completó con visitas de obras y viajes de estudio.
En ese momento, el texto rearma el itinerario artístico de Gaudí, a partir de la investigación de van Hensbergen, que se detiene a describir la creciente religiosidad del catalán, su búsqueda de la perfección, su supuesta homosexualidad y por supuesto el proceso de elaboración de sus obras más famosas. El 7 de junio de 1926, a las 5.30, Gaudí salió de la Sagrada Familia para ir caminando hasta San Felipe Neri; en el camino lo atropelló un tranvía y falleció tres días después.



La Sagrada Familia, una obra exhibida en Barcelona.
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