Año CXXXIV
 Nº 49.115
Rosario,
domingo  13 de
mayo de 2001
Min 6º
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Argentino y un presente de padecimientos y derrotas
Esta vez, los salaítos cayeron de locales ante el descendido Berazategui por 2 a 1

Mauricio Tallone

Como en el fútbol todavía no existen sentencias que decreten su caducidad ni nadie puede atribuirse la potestad de la última palabra, las distintas caras futbolísticas que mostró este Argentino a lo largo del año invitan, al menos, a ejercitar el grado de mecimientos que gobernó su campaña y que lo empujó a este tobogán con pronóstico de descenso a la Primera C en puerta. La derrota de ayer ante Berazategui se presenta oportuna para encausar esa explicación y a la vez para caratular a un partido de corte paradójico.
La paradoja de Argentino: como los visitantes supieron quitarle la pelota, el conjunto de José Luis Giammaría se mostró discontinuo. Y se equivocó a la hora de reincidir con su ataque vía un recurso estéril: el pelotazo. Sin embargo y a pesar de esos problemas, los locales llegaron a la apertura desde el vestuario. Ni siquiera se habían acomodado en la cancha cuando Akerman se mandó un jugadón y la terminó ante la salida de Gergoff. Una llegada, un gol. Números perfectos para un equipo con muchas imperfecciones.
La paradoja de Berazategui: los visitantes fueron más pulcros a la hora de manejar la pelota y plasmar su propensión para buscar el partido, pero sus intenciones no llegaron a traducirse en contundencia de acuerdo a las jugadas generadas. Sobre los 17' Massa le atajó un penal a Méndez tras una infantil mano de Martínez dentro del área. Pero cuando se moría la primera parte, los visitantes tuvieron su extra y llegaron al empate cuando Gustavo Fernández estableció la igualdad al recoger un rebote en el arquero salaíto.
Con la lupa en los movimientos y en ese tradicional juego que fue de la cautela al riesgo, el primer tiempo no exhibió más que lo contado. Si hasta los goles se complotaron para graficar que solamente por una asociación de accidentes podían quebrar el cero.
En el plano de la indefinición futbolera, provocada por la postura para hacerle frente a las circunstancias, tanto Argentino como Berazategui estuvieron parejos en todo. En el simulacro de prolijidad para hacer correr la pelota que desembocó en imprecisiones permanentes y en la construcción de un compromiso carente de nivel. Se cuidaba el local, se conformaba el visitante. No se otorgaban ventajas, se esmeraron en la protección y se confabularon para ser tan desarmómicos como ineficaces.
Razones de un partido con amenaza de empate clavado. El cambio nació a partir de la modificación de la manera de plantarse de los visitantes en el complemento. Gustavo Fernández volvío a soltar las palomas de su fútbol, y el ingresado Vásquez tradujo en resultado la codicia de los visitantes.
Penúltima fecha del torneo y Argentino no puede escaparle al síndrome del ver qué pasa. Cada mañana se levanta con la ilusión de una victoria y desayuna inevitablemente como una derrota. Ayer perdió, como casi siempre durante el campeonato, y es lógico que haya experimentado esa sensación si se tiene en cuenta que el resultado es la consecuencia de cómo se juega.



Genesio jugó su segundo partido en la primera salaíta.
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