Bilbao. - Los políticos vascos pasaron su último día de campaña para las elecciones de mañana haciendo propaganda de sus formulas destinadas a poner fin más de tres décadas de violencia de la organización separatista ETA. Los candidatos concluyeron la pasada medianoche sus campañas, para dejar como "día de reflexión" el sábado y concurrir a las urnas el domingo.
Los sondeos indican un empate técnico. El gobernante Partido Nacionalista Vasco (PNV) lleva una ligera ventaja, que le daría una primera oportunidad de constituir un gobierno en el Parlamento vasco, el cual representa a los 2,2 millones de habitantes de la región. Pero los partidos con sede en Madrid, vehementemente opuestos a concesiones sobre el tema de la soberanía, están muy cerca y aparentemente ningún partido ganará la mayoría.
En mano de las alianzas
De acuerdo a la mayoría de los pronósticos, las alianzas posteriores a las elecciones serán las que determinen quién se convertirá en el próximo presidente o lehendakari, en idioma vasco. El tema dominante ha sido la violencia de la ETA y cómo combatirla. ETA no había realizado atentados durante la campaña, hasta que un senador del partido gobernante fue asesinado el 6 de mayo en la región norteña de Aragón.
El asesinato de Manuel Giménez, de 52 años, fue inmediatamente atribuido a la ETA, que ya se responsabilizó por otras 29 muertes desde enero del 2000, cuando se reiniciaron los atentados tras una tregua de 14 meses. La mayoría de los nacionalistas vascos del PNV favorecen la independencia de España o una autonomía mayor, pero condenan la violencia de la ETA, que ya cobró la vida de unas 800 personas desde 1968.
El grupo armado, que busca la creación de un Estado independiente en el norte de España y el sudoeste de Francia, fue creado en 1959 durante el gobierno del dictador Francisco Franco, quien despreciaba la cultura y el idioma vasco. ETA, alguna vez considerada como un movimiento revolucionario, en la actualidad es condenada por el gobierno de España y por casi todos los españoles quienes piensan que son un grupo terrorista con sed de sangre.
Los nacionalistas vascos han estado al frente de la presidencia vasca en forma ininterrumpida, desde la transición española a la democracia a fines de la década de 1979, pero por primera vez los partidos con sede en Madrid podrían forzarlos a abandonar el poder.
Juan José Ibarretxe, el asediado lehendakari del PNV, se vio obligado a convocar a elecciones más de un año antes de lo previsto debido a la crisis política causada por el regreso a las armas de ETA. Su partido insiste en que solamente las negociaciones podrían poner punto final al derramamiento de sangre. "Debemos unirnos para luchar contra la ETA y tratar de incorporar al campo democrático a quienes se mantienen fuera de ella", expresó el vocero del PNV, Jon Josu Imaz, durante una entrevista en televisión estatal. El mayor contrincante de Ibarretxe es al centroderechista Partido Popular del primer ministro José María Aznar, que acusa al PNV de acercarse a la ETA al crear la actualmente extinta alianza con los aliados políticos del grupo en 1998.
Jaime Mayor Oreja, candidato del PP y conocido por su línea dura contra la ETA, renunció como ministro del Interior de Aznar para presentarse como candidato en las elecciones.