Ejercicios físicos sí, pero con pollera; materias como geografía e historia, pero también labores, dictado y lectura, y patios sin techar, pero con naranjos y nogales. Así era una jornada escolar a mediados del siglo pasado en el Colegio Internacional del Rosario, hoy Madre Cabrini, institución que cumple pasado mañana cien años de vida. Tanto el nombre como muchos aspectos edilicios y educativos cambiaron desde aquel entonces, sin embargo aún permanece inviolable el objetivo de la escuela que es "educar el corazón, educar valores". El establecimiento cuenta hoy con 1.200 alumnos, mientras que en 1909 el número no superaba los 44.
La Congregación de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, que dirige el colegio Madre Cabrini, fue fundada en 1880 por Santa Francisca Cabrini. Pero el establecimiento educativo empezó a dictar clases el 14 de mayo de 1901. "Más allá de la misión católica, la hermana era una mujer avasalladora", describió ante La Capital la directora general de la escuela, Gloria Otaduy. Durante los primeros años de existencia, el colegio funcionó en Laprida y Córdoba, y en 1937 se trasladó a Pellegrini 669, donde está actualmente.
"Antes de techar los patios por falta de espacio teníamos muchos más verde. Había nogales y nos desesperábamos por trepar y agarrar las nueces", recordó la directora de la escuela general básica (EGB) y ex alumna, Silvia M. de Monge.
Revolviendo los archivos, las autoridades de la escuela religiosa encontraron fotos y registros de 1908 en adelante. Estos papeles demostraron que algunos varones habían integrado el listado de alumnos en 1922. También se comprobó que en 1923 y 1924 asistieron hombres. "Después no aparecieron más nenes, y no sabemos por qué motivo", dijo Monge.
Después de varios años de ser un alumnado compuesto exclusivamente por mujeres, en 1994 se incorporaron de nuevo los hombres. Y según detalló la directora general, en los cursos de EGB hay un "60 por ciento de alumnas y un 40 por ciento de niños".
El sistema no aceptaba a pupilas, pero sí a medias pupilas, que era similar a la doble escolaridad, pero con más carga horaria. El uniforme cambió sólo dos veces: al principio era un júmper, de manga larga, con un cuello almidonado y un sombrerito azul. Y en la década del 60, se implementó el uniforme que llevan hasta hoy los alumnos.
Entre las materias que se dictaban en 1908 se pueden mencionar: labores, gramática, composición, escritura y dictado; además de urbanidad, puntualidad y orden, que también se calificaban. Ya en 1920 las asignaturas de la currícula cambiaron, pero no por ello dejaron de ser insólitas: mineralogía, geología, zoología y botánica formaban parte de las exigencias educativas.
Lo que se llamaba "ejercicios físicos" es lo que hoy se entiende como educación física. Pero la diferencia de nombre no es nada comparada con lo que significaba participar de esta actividad. "No hacíamos nada, lo máximo era estirar los brazos para un costado y para el otro", se sinceró Monge. En cuanto al atuendo que debían llevar, la directora recordó: "Teníamos que venir con el júmper de gimnasia y para que no se vea nada llevábamos abajo un bombachudo hasta las rodillas".
La escuela especial también festeja
En el colegio funciona también la escuela especial Santa María, que este año celebra su 25º aniversario. El establecimiento cuenta con 95 alumnos que poseen discapacidades mentales y motrices. "Lo que siempre se buscó es la integración entre todos los alumnos de la escuela", expresó la directora de la EGB.
Pasaron cien años desde que se fundó el Colegio Madre Cabrini, por lo tanto cambiaron muchas cosas. Pero, para Monge, "lo que nunca se modificó es la mentalidad de educar los valores y el corazón".