Cada vez que subía al auto para ir a trabajar me predisponía mal. Llegué a un punto en que para hacer 10 kilómetros debía parar tres veces. Tenía sensaciones raras, a pesar de poseer buena vista sentía que perdía la profundidad, palpitaciones, agitación. Creía que me ahogaba, me faltaba el aire, como si fuera un infarto", relata Daniel acerca de uno de los tantos ataques de pánico de los que fue víctima en el pasado. Hoy Daniel dejó atrás esa pesadilla.
Si esto mismo le hubiera sucedido hoy, una nueva medicación, el alprazolam sublingual, le aliviaría inmediatamente los síntomas. "Su ventaja principal es la rapidez de acción. En tan sólo 10 ó 15 minutos, el afectado siente un alivio. Es fácil de administrar (una pastilla que se coloca debajo de la lengua), no requiere de agua ni de una inyección", explicó a La Capital el doctor Miguel Márquez, director de la carrera de médicos especialistas en Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, durante la presentación de la droga, efectuada en el marco del XVII Congreso Argentino de Psiquiatría realizado recientemente en Mar del Plata.
"La rapidez del mecanismo de acción es fundamental en el tratamiento del desorden de pánico ya que el proceso se desencadena en pocos minutos. Cuando aparece una crisis inesperada, el corazón late rápido, golpea el pecho, la respiración se vuelve entrecortada y el afectado siente que va a "morir", agrega Márquez.
Estado de alerta
"El ataque de pánico es un episodio agudo de ansiedad y miedo, por lo general autolimitado. Más allá de la espectacularidad de los síntomas un paciente panicoso nunca morirá ni se volverá loco", aclara el especialista.
Ante un ataque, la persona puede padecer diversos síntomas. "Los más frecuentes son ansiedad intensa, miedo, palpitaciones, sensación de ahogo, aturdimiento, sudoración excesiva, adormecimiento u hormigueo, enrojecimiento, escalofríos", enumera el especialista.
El organismo está preparado para reaccionar ante el peligro, defendiéndose de situaciones riesgosas. Ante una amenaza, una descarga de adrenalina estimula el sistema nervioso autónomo, que es el que gobierna las acciones reflejas (frecuencia cardíaca, ritmo respiratorio, secreción de jugos gástricos y velocidad del paso de los alimentos a través del aparato digestivo, entre otras). "Con el estado de alerta se aceleran tales funciones para ayudarnos a escapar del peligro. Durante una crisis de pánico, el sistema nervioso autónomo se acciona sin ninguna razón aparente", agrega.
Cuando el afectado por un desorden de pánico no logra recuperarse por sí mismo, "lo conveniente es que recurra a un tratamiento que combine fármacos con psicoterapia. El objetivo de los medicamentos es calmar los síntomas para abordar luego una terapia psicológica que ahonde en la causa de la angustia", subraya.
Ayuda psicológica
Los medicamentos utilizados en estos casos pertenecen a dos grandes grupos: los ansiolíticos (tranquilizantes) y los antidepresivos. Ambos permiten controlar la aparición de las crisis de pánico y disminuir su intensidad y frecuencia.
La nueva droga, que pertenece al grupo de los ansiolíticos, fue desarrollada por laboratorios Bagó tras una investigación que demandó dos años de estudios. Obtuvo recientemente la aprobación de la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (Anmat) y ya se comercializa en farmacias.
En forma complementaria con la medicación, la ayuda psicológica permite resolver conflictos subyacentes a la ansiedad, y también posibilita al paciente manejarse mejor ante un eventual ataque. "La persona se siente contenida, comprende su problema, y puede conocer con precisión el alcance de su padecimiento", subraya.
Finalmente Márquez aclara que en el tratamiento del trastorno de pánico "no existen panaceas y cada una de las intervenciones adquiere relevancia. Tanto la psicoeducación, la psicoterapia de orientación cognitiva conductual, los fármacos antidepresivos con acción sobre la serotonina y los ansiolíticos de alta potencia en sus distintas formas farmacéuticas, son herramientas con las que cuenta el psiquiatra para diseñar la estrategia terapéutica que mejor convenga a cada paciente en particular", dijo.