San Sebastián. - Cuando el reloj del ayuntamiento de San Sebastián dio las doce, el carrusel instalado para los niños en las inmediaciones se detuvo y la música dejó de sonar. Era el momento de rendir homenaje a Manuel Giménez Abad, el senador y presidente del conservador Partido Popular (PP) de Aragón acribillado el domingo en Zaragoza por la organización separatista vasca ETA.
Bajo un cielo gris que acentuaba el ambiente de dolor y luto por la muerte de este político de 52 años, cientos de personas se congregaron en silencio frente a la alcaldía para mostrar su repulsa por el nuevo atentado. Una cerrada ovación puso fin a la concentración, al igual que en otras ciudades del País Vasco y del resto de España donde la gente también salió a la calle para decir no a la violencia.
"Pensé que antes de las elecciones no iba a ocurrir nada, pero ya ve como son las cosas", expresó una anciana, mientras su acompañante murmuraba: "Es terrible, es terrible". De hecho, ETA no perpetraba un atentado mortal desde hace seis semanas y muchos creyeron que el grupo armado había abierto un paréntesis de cara a los decisivos comicios vascos del próximo domingo. "Pero estos hijos de p... no respetan nada", se ofuscaba otro de los asistentes a la manifestación.
Zaragoza está a unos 200 kilómetros de San Sebastián y en si nada tiene que ver con el País Vasco. Pero todos saben que la muerte de Abad, que recibió ayer el último adiós, está relacionada con los comicios del próximo domingo. "ETA ha decidido irrumpir en la campaña asesinando a un ciudadano aragonés, acreditando que la banda terrorista no podía mantenerse por más tiempo al margen", comentaba El Diario Vasco en su edición de ayer.
Pedido a los políticos
"Lo que yo quisiera es que los políticos se dejen de acusaciones mútuas y de falsas promesas y que por fin hagan algo para acabar con esto", afirmó Juan María, oriundo de la vecina región de Navarra pero que ya lleva 29 años viviendo en San Sebastián. Con ello se refiere no sólo al terrorismo, sino también al ambiente de crispación entre nacionalistas y no nacionalistas que estos días de campaña marca el día a día en esta ciudad costera.
Donde la división social se hace más patente es en la parte vieja de San Sebastián (Donostia, en euskera). En la calle Juan de Bilbao y sus alrededores los que marcan la pauta son los independentistas. Aquí apenas se ven carteles del PP o de los socialistas. Y los que hay están tachados con lemas como "asesinos" o "kanpora" (fuera).
En las "herriko tabernas" ("tabernas del pueblo") cuelgan fotos de etarras encarcelados y los muros exhiben pancartas de la plataforma independentista Euskal Herritarrok (EH), considerada el brazo político del grupo armado. "Nazio aske bat jaiotzera doa - Euskal Herria" (Una nación libre está a punto de nacer y se llama Pais Vasco"), reza uno de los lemas, acompañado de la foto de un recién nacido.
El diario Gara se hacía ayer eco de las reivindicaciones de EH por boca del número dos de su lista electoral por Vizcaya, José Antonio Urrutikoetxea, quien explicaba que la opción de su partido es la de un jefe de gobierno "soberanista, no uno particionista o unionista, constitucionalista o estatutario vasco-español". Urrutikoetxea, conocido como Josu Ternera, es un ex dirigente de ETA al que se relaciona con algunos de los atentados más sangrientos del grupo.