| | Editorial Los accesos, una prioridad
| En poco más de un año estará terminada la obra civil más importante que se construye hoy en la Argentina: el puente Rosario-Victoria, que demanda una gran inversión financiera a la Nación y a la provincia. Sin embargo, todavía no tiene plazo de realización otra obra vital para la ciudad y la región, los ingresos a Rosario. Durante los últimos días la población asistió sorprendida a una polémica poco edificante: las acusaciones entre funcionarios santafesinos y rosarinos sobre la demora en el otorgamiento de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por 45 millones de dólares que se destinarán a los trabajos. En Rosario, según confió ayer a La Capital Patricia Sandoz, secretaria de Obras públicas de la Municipalidad, está ya todo listo para comenzar la reparación de los caminos. Sin embargo, el subsecretario de Municipios, Ricardo Spinozzi, dijo que la Municipalidad recién presentó el proyecto el 16 de marzo pasado, por lo que el gobierno provincial tiene que tomarse su tiempo para estudiarlo y resolver si sale de aval del préstamo. El BID ya había anunciado en marzo que los fondos estaban disponibles y había concedido una prórroga de dos meses para otorgar el crédito. Funcionarios de organismos internacionales siempre han sostenido que el otorgamiento de asistencia financiera para obras de desarrollo fracasa, en muchos casos, por la morosidad en la presentación de los proyectos o por deficiencias técnicas en su desarrollo técnico. El crédito, nada menos que de 45 millones de dólares, para mejorar los ya intransitables ingresos a la segunda ciudad del país podría peligrar si la provincia y el municipio no toman la decisión política de encarar el proyecto como una prioridad absoluta. En pocos meses más la ciudad podría asistir a una verdadera y triste paradoja. Se estaría inaugurando una obra civil moderna y espectacular que conectará a través del Paraná a Rosario con Victoria, mientras los ingresos a la ciudad continuarían siendo una vergüenza. No es tiempo de hallar culpables ni responsables. Los funcionarios públicos, sean provinciales o municipales, deben dejar de lado rencillas menores y pueriles y resolver una situación que podría hacer peligrar el otorgamiento del crédito.
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