Año CXXXIV
 Nº 49.105
Rosario,
jueves  03 de
mayo de 2001
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El enemigo de la fama
Redford asegura que no conviene creer en las mieles del éxito

La carrera de Robert Redford lleva más de 40 años. Convertido en un sex simbol el actor nunca rechazó la calificación, aunque siempre trabajo para no quedar atrapado en ella para siempre. Ese trabajo tuvo varias aristas. Una de ellas fue intentar papeles en películas donde no sólo fuese un galán. Otra fue convertirse en director de películas y crear el Festival de cine Sundance, que en su momento fue una alternativa para el cine independiente, aunque en los últimos años haya sido criticado por su dependencia de Hollywood.
A pesar de tener varias películas en su haber, Redford nunca consiguió el mismo éxito que con su película debut, "Gente como uno" (1980), que obtuvo un Oscar. "El señor de los caballos" fue su última película hasta que se embarcó en "Leyendas de vida".
Su fama como actor se debe a papeles muy desiguales. Protagonizó clásicos del cine como "Descalzos en el parque", "El gran Gatsby", sobre la novela de Francis Scott Fitzgerald, "Todos los hombres del presidente", "El golpe" y "Butch Cassidy and the Sundance Kid", y también productos netamente comerciales como "Propuesta indecente", donde interpretaba a un millonario que pagaba un millón de dólares para acostarse con una mujer.
Reconocido como una de las estrellas de Hollywood, Redford siempre evitó el escándalo y la vida del jet set. Estuvo casado más de 25 años con la misma mujer y tuvo con ella tres hijos. Tuvo, después de separado, una larga relación con la actriz brasileña Sonia Braga.
Aceptando la fama, pero sin creersela del todo, el actor aseguró que siempre pensó que el éxito es pasajero: "Más vale encontrar una buena alternativa a la fama. Tener un sitio caliente para quedarse, porque es muy superficial y pasajera. Va y viene muy deprisa. Nuestros centros de interés se vuelven cada vez más rápidos y nuestra capacidad de pensamiento también, como resultado de la era de la información. La fama es un producto de esto, porque la gente no tiene mucho tiempo de pensar y pide que le den una imagen que les guste por unos minutos, así que se convierte en algo muy cosmético. Nunca me dejé engañar por la fama, por eso he podido sobrevivir", dijo.


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