Año CXXXIV
 Nº 49.105
Rosario,
jueves  03 de
mayo de 2001
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Los derechos de los homosexuales desatan "guerra santa" en Brasil
Un proyecto de ley divide a la sociedad carioca y salpica a los mismos beneficiarios

Un proyecto de ley para legalizar la unión entre personas del mismo sexo desató una guerra santa en Brasil, donde sectores religiosos pretenden derrotar la iniciativa cuando sea votada en el Congreso. La iniciativa ha sido considerada crucial para grupos homosexuales que pretenden dar amparo legal a sus relaciones de afecto, mientras sectores religiosos lo ven como una puerta para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
El proyecto fue presentado en 1995 por la entonces diputada Marta Suplicy, actualmente alcaldesa de Sao Paulo, pero fue modificada por su relator, Roberto Jefferson, del Partido Trabalhista Brasileño, para aminorar la oposición que despertó.
"Hay un prejuicio muy grande contra todo lo que tenga que ver con los homosexuales, y dentro del movimiento gay hay un sector muy bullicioso que aparece en la prensa con velo de novia y en posiciones lascivas, eso afectó mucho el debate en el Congreso", dijo Jefferson.
Para aplacar la oposición, el parlamentario sacó el aspecto puramente sexual del proyecto de manera que permita regular cualquier tipo de relación entre personas del mismo sexo, sea entre un abuelo y su nieto o dos hermanas que viven juntas.
"Pero el espíritu del proyecto es el mismo", sostuvo el legislador. "Concebimos un proyecto que protege al homosexual con el amparo de la ley".
Legaliza la unión entre personas del mismo sexo, dando derecho sobre el patrimonio de los bienes de uno y otro miembro de la pareja, y será votado en el plenario de la cámara baja el 9 de mayo.
La iniciativa, que Jefferson considera al mismo nivel de las leyes vigentes en Francia y Australia, también garantiza el acceso al seguro social, seguro de salud y protección social de un miembro de la pareja sobre el otro.
Pese a los cambios, el diputado Bispo Rodríguez, quien encabeza la bancada evangélica en el Congreso, advirtió que la iniciativa abre una puerta para el matrimonio entre homosexuales.
"Incluso cuando el proyecto no es para oficializar el matrimonio entre personas del mismo sexo, es una puerta que se abre para que se casen los homosexuales", sostuvo Rodrigues, del Partido Liberal. "Eso va en contra de la naturaleza que Dios nos dio. Dios no creó el hombre y la mujer para la homosexualidad", sostuvo el parlamentario, un obispo evangélico.

Atrás de la Justicia
La Iglesia Católica brasileña también ha mantenido una férrea oposición al proyecto, y legisladores cercanos al movimiento carismático han estado entre sus principales oponentes.
Pero la votación del proyecto ocurrirá después de que jueces del estado austral de Río Grande do Sul emitieron fallos que reconocieron los derechos de los homosexuales, en los años transcurridos desde que Suplicy presentó el proyecto.
Los fallos obligaron a las empresas a aceptar un compañero homosexual como dependiente en los planes de salud, permitieron a un transexual usar nombre femenino y autorizaron el registro de una pareja homosexual en el instituto de seguridad social.
Aunque las decisiones crearon una jurisprudencia importante para la defensa de los derechos de la población gay, los grupos de homosexuales insisten en que es insuficiente.
"Con la jurisprudencia siempre se corre el riesgo de, en caso de una disputa legal, un juez homofóbico encuentre la forma de desconocer el fallo", explicó el abogado Caio Varela, del Instituto Atitude, una organización de asesoría legal y psicológica a los homosexuales. "Con una ley no habría nada que discutir, la relación va a estar plenamente resguardada", sostuvo Varela, un homosexual asumido.
El instituto ha estado reuniendo apoyo entre diversos sectores para el proyecto de ley, aunque se mostró cauteloso, por considerar que si el tema se divulga mucho podría activar a los grupos conservadores opuestos a su aprobación.
Jefferson consideró que los fallos judiciales de Río Grande do Sul servirán para dar coraje a los parlamentarios para que aprueben el proyecto, aunque reconoció que los prejuicios sociales podrían paralizarlo. "Estoy preocupado que el prejuicio derrote un proyecto que es moderno e inteligente", expresó el legislador.
Pero su colega Rodrigues se mostró confiado en que el plan no tiene posibilidades de aprobación en el Congreso, al que calificó de "conservador".
"La Cámara no va a aceptar esto, ni siquiera la diputada (Suplicy) quería que se votara porque sabía que en el Congreso brasileño no iba a pasar nunca", remarcó Bispo Rodrigues.



La ex diputada Marta Suplicy en medio de la polémica.
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