Varios obispos y organizaciones eclesiásticas cuestionaron con dureza la actual degradación y precarización que padecen los trabajadores, al conmemorarse ayer su día, y los convocaron a resistir el avance de "un modelo de exclusión y de muerte".
En mensajes de salutación, los representantes de la Iglesia también abrigaron la esperanza de que la "grave injusticia social" que significa la desocupación pueda revertirse y que, a pesar de las presiones externas e internas, la Argentina pueda crecer con equidad.
El obispo de Quilmes, monseñor Jorge Novak, advirtió ayer que "asistimos a la triste realidad de nuevas opresiones contra la familia obrera. Una de las más terribles es excluirla del mundo del trabajo, abandonándola a una situación colindante con la peor de las esclavitudes".
"Las nuevas leyes y reglamentaciones se cubren de justificaciones de una economía globalizada. Pero no pueden ocultar el grado de deterioro que causan a muchísimos hogares humildes, honrados y angustiados", criticó.
Recordó, asimismo, que "la sociedad democrática no debe esperar estallidos sociales para hacer justicia con el trabajador".
La hora de los políticos
Por su parte, los obispados de Viedma, Alto Valle del Río Negro y Neuquén llamaron a "resistir el avance de este modelo de exclusión y de muerte" y reclamaron "poner punto final a las prebendas de políticos y poderosos, tanto como a las limosnas de los planes de trabajo precario y transitorio".
"En este 1 de Mayo, sumergidos en una creciente pobreza, los hombres y mujeres del trabajo vemos con desencanto cómo se precarizan las condiciones laborales, cómo desaparecen puestos y fuentes de trabajo, cómo se esfuman las seguridades sociales y las posibilidades de acceso a la salud, la educación y la vivienda", detallaron las sedes episcopales australes.
Para el vicario episcopal para la Pastoral Social de Santa Fe, presbítero Edgar Stoffell, la "degradación" que vive el mundo del trabajo es "una realidad que clama al cielo" y aseguró que crece "la marginalidad y la miseria de los otrora sectores humildes y cada vez más los asalariados, cuentapropistas e incluso profesionales que se deslizan peligrosamente hacia la pobreza".