Año CXXXIV
 Nº 49.104
Rosario,
miércoles  02 de
mayo de 2001
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La tecnificación de las tareas rurales expulsa cada vez más mano de obra
El desempleo avanza a la par de la crisis del campo en el sur provincial
Las cosechas no benefician al mercado interno, cierran las pymes y las comunas no pueden dar más trabajo

Silvia Carafa

Firmat. - Las comunidades del departamento General López encontraron menos motivo de festejos por el Día del Trabajador y mayor necesidad de compromiso por parte de los gobiernos nacionales para remontar el terreno perdido en fuentes de trabajo genuinas; antes que planes asistenciales, claman por la reactivación del aparato productivo. Como rasgo distintivo, la zona acusa el impacto de la tecnificación en el agro, y su correlato: la expulsión de la mano de obra menos calificada.
"Ahora las cosechas pasan casi inadvertidas por lo cortas que son", sentenció el presidente comunal de Santa Isabel, Juan Enrique Lombardi, uno de los funcionarios consultados por La Capital respecto de cómo se está viviendo la crisis laboral. La referencia alude al folclore que hasta no hace mucho rodeaba a las trillas y que movilizaba el mercado interno del lugar, además de enrolar varios brazos para las tareas. Pero hay otro hilo conductor que recorre los distritos: en su mayoría, las comunas se convirtieron en las principales fuentes de trabajo.
Los jefes comunales de las localidades agrodependientes señalan con insistencia ese fenómeno, y califican como "muy complejas" las estrategias a desplegar para contrarrestar a sus efectos. La tecnología avanza, eso es imparable, pero la gente que queda afuera del circuito laboral en la zona rural también es un dato innegable de la realidad, encima, de carne y hueso.
Para el titular de la delegación de la Secretaría de Trabajo para el sur provincial, Carlos Guacci, el panorama no es muy alentador. "Hay mucho desempleo y las pymes cierran", dijo y acotó que obreros metalúrgicos, frigoríficos y muebleros son los que afrontan las mayores dificultades. Para amortiguar la situación, crecen las reducciones horarias y la suspensión de horas extras, entre otras variantes.
Según Guacci, es muy difícil ponderar la desocupación en el departamento General López por que a la falta de mediciones se agrega el trabajo en negro. "No es fácil, se hablaba de un 16 por ciento", indicó, aunque la cifra aumentaría en algunos pueblos chicos que no tienen fuentes de trabajo de envergadura.
El intendente de Villa Cañás, Alberto Romagnoli, sostuvo que hay gente a la que le falta el trabajo y que, por su directa vinculación con el agro, este distrito padece la pérdida de las actividades rurales. Para ilustrar el tema dijo que el trabajo que antes hacían los estibadores en la actualidad se realiza con un sistema hidráulico.
El acopio de granos y la clasificación de cereal son las ofertas laborales más importantes de ese lugar, que se completa con el esfuerzo municipal por conseguir créditos baratos para microemprendimientos, que también verán su futuro hipotecado si no se remonta la fuerte recesión económica que hay en la sociedad, explicó Romagnoli.
Rodolfo Bellomo es presidente comunal de Hughes y debe hacerle frente a la emergencia laboral del frigorífico de la localidad, que vio descender en caída libre sus exportaciones, después del fatídico brote de aftosa. En la actualidad los trabajadores cobran unos 70 pesos por quincena con tal de resistir hasta que la situación se revierta. "Había exportaciones de carne a Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, en las que trabajaban unos 350 empleados. Ahora eso se cortó y Senasa no da ningún tipo de apoyo", disparó Bellomo, y acotó que en ese lugar también hay productores de cerdos que "están haciendo lo imposible por sobrevivir".
Según Lombardi, hace mucho tiempo el 1º de Mayo era un día festivo, pero ahora debe convertirse en una jornada de reflexión. "Nuestra actividad laboral -explicó- depende del frigorífico San Sebastián, que hace un tiempo entró en garantía horaria y redujo en un cincuenta por ciento la matanza. Desaparecieron las horas extras y las bajas quincenas impactan en nuestro mercado interno".
En Santa Isabel también sucumbió una empresa que fabricaba elementos para albañilería. "La situación se agrava con la aplicación de las nuevas tecnologías en el campo, ya ni nos damos cuenta de cuándo pasa una cosecha. Hay tan poca gravitación en cuanto a la gente que se emplea que se perdió el trabajo cierto que antes generaban", dijo el jefe comunal, y agregó: "Se perdió todo el movimiento que había para el almacén, la carnicería y la panadería. Si no nos vinieran a protestar porque no pueden sacar las cosechas por los caminos anegados, ni nos damos cuenta de que se está trillando".
En el extremo sur del departamento, Gustavo Dehesa encabeza la Intendencia de Rufino, ciudad que sufrió el mayor embate de la desocupación años atrás, al privatizarse empresas públicas como ferrocarriles, teléfonos y correos. En los últimos tiempos, los puestos perdidos son los del sector rural. La bolsa de trabajo la componen unas 800 familias que viven de changas o esperan su oportunidad.
En la actualidad, y soportando la crisis, la oferta laboral está a cargo de un frigorífico de carne vacuna para el mercado interno, un molino harinero, una fábrica de básculas, varias pymes de implementos agrícolas y una de las pocas fábricas de máquinas para panaderías que hay en el país.
Pero una paradoja ayuda a develar cómo se entrelazan causas y efectos: la industria que crece es la que fabrica máquinas para ensilar cereal; el dato no llama la atención en una zona sitiada por el agua.



La tecnificación del campo expulsa mano de obra.
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