La desbordada situación de los penales policiales fue constatada de modo oficial en un informe realizado por la Unidad Regional II de policía, que refleja con precisión matemática el exceso de detenidos en las comisarías rosarinas. Según el relevamiento, al 21 de marzo pasado existían 1.056 presos en dependencias policiales pese a que las mismas tienen capacidad para alojar a menos de la mitad. Otros datos del documento oficial evidencian la gravedad del colapso carcelario: según el informe, en algunos penales hay menos de un metro cuadrado por persona.
El documento policial, al cual tuvo acceso este diario, contiene los datos de un relevamiento realizado el 21 de marzo en los penales policiales de la Unidad Regional II. En esa fecha el total de detenidos trepaba a 1.056, pese a que los establecimientos policiales están en condiciones de absorber a no más de 469 personas, según el informe. Del total de detenidos, 908 vivían en comisarías y los restantes en la alcaidía mayor de la ex Jefatura de policía. Otros 330 estaban alojados en la Unidad Nº 3.
El informe compara la capacidad de esos penales con el número de presos que efectivamente los ocupan. Los casos más llamativos de superpoblación son los de cinco comisarías locales. La seccional 1ª aloja a 40 personas pese a que tiene capacidad para 10. En la comisaría 10ª -con espacio para 16- hay 46 reclusos. La 15ª tiene 50 internos y lugar para 16. La 17ª, poco antes de la fuga del 19 de abril, se excedía en 18 personas. La 19ª, en 30.
Menos de un metro cuadrado
La investigación también estableció la cantidad de metros cuadrados por persona existente en dependencias policiales. Los números hablan por sí solos: en al menos dos penales hay personas viviendo en un espacio inferior al metro cuadrado.
Este es el caso de la comisaría 8ª, que dispone de 0,36 metro cuadrado por detenido. Allí hay una celda con capacidad para una persona en la cual se amontonan seis. Algo similar ocurre en la 12ª, donde vive un preso cada 0,80 metro cuadrado. Además, otros ocho establecimientos no llegan al metro y medio cuadrado por interno.
La desproporción alcanza incluso al penal policial de Dorrego al 900, que cuenta con una nómina de 49 detenidos en lugar de los 20 que, según datos de la misma fuerza, debiera tener.
El informe policial convalida, de modo oficial, una situación denunciada periódicamente por los organismos de derechos humanos. "A esto lo vemos a diario. En algunos lugares los presos tienen que turnase para dormir porque no entran acostados. El problema es que las comisarías no están hechas para presos", señaló Carmen Maidagan, de la Coordinadora de Trabajo Carcelario.
Para Maidagan, este sistema "es violatorio de la Constitución y de todos los tratados internacionales" sobre el tema, y no cumple reglas mínimas "como garantizar la salud, una celda por detenido y el derecho a un buen vínculo familiar". Así, según Maidagan, "el supuesto objetivo de resocialización no puede lograrse con personas viviendo como animales. Estos lugares son depósitos de personas llevadas a una pérdida total de la dignidad, lo que ratifica la inutilidad y la perversión de los sistemas de privación de la libertad".
Condena anticipada \"La ley establece que los procesados son detenidos para que evitar que se evadan de la Justicia, pero la gran mayoría no tiene posibilidades de evadirse. Están detenidas cumpliendo una condena anticipada", cuestionó Maidagan, quien sugirió que "el gobierno debería disponer establecimientos de detención en forma transitoria".
La situación de los penales policiales también preocupó a los jueces penales, que en más de una ocasión transmitieron su inquietud a las autoridades provinciales.
Atilio Pangia, camarista penal de Rosario, señaló al respecto que "lo que se necesita es implementar una política carcelaria seria para que la cárcel tenga el fin de readaptación que propone la ley. Según el gobierno, la situación va a mejorar en los próximos meses".Además, destacó que la detención de presos en comisarías va contra las leyes: "Acá hay una realidad. Faltan lugares de detención. Y se ha apelado a las comisarías, que no son lo ideal, pero tampoco es posible en este momento prescindir de ellas. También es una realidad que se vive muy mal en las comisarías y que no se cumple la readaptación que pide la ley. Los motines no ocurren por casualidad. Debemos admitir que en muchas seccionales las condiciones de detención son muy malas".