La reestructuración de la deuda externa le cambió la cara al mercado, y produjo el shock de confianza necesario para que comience un proceso de recomposición de reservas, y aumento paulatino en los depósitos.
A esto habría que sumarle los cambios producidos en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) -la asunción de Roque Maccarone en lugar de Pedro Pou-, que ponen de manifiesto que el ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, tendrá una mayor ingerencia en la política monetaria. Por ende el BCRA irá perdiendo paulatinamente, la independencia hasta ahora obtenida.
Sobre este punto, las críticas de Pedro Pou al ministro Cavallo, en una carta publicada en un periódico financiero hace 10 días atrás, fue excelente. Pero el discurso de despedida fue sin lugar a dudas brillante.
En este proceso de triturar profesionales, el país tiró por la borda a un hombre como Ricardo López Murphy, y perdió también a Pedro Pou.
Sin lugar a dudas, Pou pasará a la historia económica argentina. En su tránsito por el BCRA enfrentó tres crisis económicas muy difíciles como presidente de la entidad -en los casos anteriores lo había hecho como miembro del directorio-: la crisis del sudeste asiático, la rusa y la devaluación del real.
En todas esas situaciones la Argentina enfrentó un escenario muy hostil por parte de especuladores del exterior, sin embargo, las regulaciones prudenciales que se le impusieron al sistema financiero, con altos encajes y una fuerte capitalización, no sólo hicieron posible pasar estos malos momentos, sino que también sentaron las bases para que importantes bancos del exterior se interesaran en la Argentina y adquirieran bancos locales.
Si bien muchos pueden ver en la extranjerización de la banca un hecho negativo, en realidad es algo muy positivo porque se diseñó una estructura del sistema financiero que le dio garantías a los inversores para apostar al desarrollo de los negocios en el país.
El nuevo presidente del BCRA es Roque Maccarone, y seguramente llevará adelante una profunda transformación en el sistema, con baja de encajes y flexibilización de las regulaciones prudenciales.
De esta forma se busca una política monetaria más expansiva, que inyecte dinero al mercado, impulsando a la baja los tipos de interés.
El canje
En este escenario, el gobierno de Fernando de la Rúa, tiene asegurada una reestructuración de la deuda de corto plazo, entendiéndose por esto a la deuda que vence en el período comprendido entre el 2001-2005, que asciende a 80.000 millones de dólares.
En un primer tramo, podrían canjearse 20.000 millones de dólares, que representan el 25% de la deuda de corto y el 16% de la deuda de largo plazo.
Los más optimistas creen que se podrían canjear 20.000 millones adicionales en un segundo tramo, lo que implicaría que el canje ascendería a 40.000 millones de dólares representando el 50% de la deuda de corto plazo, y el 32% de la deuda total.
Por ende, el gobierno tendría una mayor descompresión en los vencimientos de deuda, y también una mayor liquidez por la flexibilización de las regulaciones prudenciales y los requisitos mínimos de liquidez.
En este escenario, el riesgo país (que llegó a los 1.300 puntos la semana pasada) debería mostrar una sustancial baja que lleve a los bonos domésticos a un rendimiento más razonable, y que se ubique en torno del 12% anual, una cifra que no deja de ser alta pero que comparado con los niveles actuales resulta baja.
Rebote de bonos y acciones
Como en el mercado se producirá un importante retiro de bonos cortos, la menor oferta existente mostrará una brusca revalorización, que podría derivar en una suba más moderada de los bonos largos.
En ese sentido, títulos como los Bonex Globales con vencimientos superiores al año 2006, podrían tener un interesante horizonte de suba.
En lo que respecta a las acciones, en los últimos días se notó un mayor volumen de negocios. Las especies con mejores perspectivas serían las ligadas al negocio bancario, entre ellas se destacan Grupo Financiero Galicia, Francés y Suquía. Esta última acción ha venido mostrando una importante recuperación, ya que la entidad muestra ganancias crecientes, y la incorporación de un socio extranjero como el Credit Agricole, le esta dando una mayor solidez que seguramente se trasladará a resultados.
Otro papel con buenas perspectivas es Acindar. No hay que olvidar que el gobierno busca favorecer al sector de bienes de capital, y que éste podría ser demandante del sector metalúrgico, y por ende favorecería a Acindar, compañía que ha llevado adelante una importante reconversión y que cotiza a precios deprimidos. No hay que olvidar en este sector la importante participación de Siderar y Siderca, que también se erigen como papeles atractivos.
Para finalizar, no debería faltar en una buena cartera de inversión papeles como PC Holding y Telecom, empresas que deberían tener una perspectiva de suba muy interesante.
En conclusión, el cóctel de reprogramación de deuda, flexibilización en las regulaciones prudenciales y baja de los requisitos mínimos de liquidez, podrían darle un impulso muy alcista al mercado, y sería mejor estar comprados, antes que mirar la suba desde afuera.