Año CXXXIV
 Nº 49.102
Rosario,
domingo  29 de
abril de 2001
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Historias de la magia en Rosario

Eduardo Sánchez

De acuerdo a la bibliografía existente, el primer mago de que se tenga noticia es el que inauguró la temporada del Teatro Nacional el 4 de marzo de 1855. Se trató del señor Giovanni Lippolis, mágico italiano. Presentado como profesor de física, mecánico y prestidigitador, exhibió sus números en tres partes, precediendo cada una de ellas una "ouverture" de una orquesta. Había actuado en 1852 en Buenos Aires, anunciando su espectáculo en el Gran Circo Olímpico como "Grande y primera Academia de pruebas de física, mecánica y gran ligereza de manos".
Aunque no disponemos de su programa en Rosario, es dable suponer que fue el mismo presentado en Buenos Aires. Al respecto, Raúl H. Castagnino en su libro "El Circo Criollo" reproduce uno de sus programas, en el cual se anunció: Gran escamoteo en medio de la platea, la llave falsa, el fruto portentoso, el huevo simpático, el jardinero a la moda y la contestación, siguiendo luego otros juegos en la segunda parte.
La denominación de los juegos, tan pomposo como el nombre del espectáculo, era común entre los magos, por lo cual resulta difícil intentar una descripción de los juegos realizados. Lippolis ofreció varias funciones, agregando sobre las últimas una gran máquina de fantasmagoría y poliorama, primera que funciona en Rosario, y que exhibió vistas de las principales capitales y monumentos del mundo. Tanto los polioramas como las fantasmagorías, derivaban de la famosa "linterna mágica" (antecesora del actual proyector de diapositivas). Se trataba de un instrumento óptico inventado a mediados de 1600 y perfeccionado posteriormente, mediante la cual se proyectaban imágenes pintadas, ampliándolas sobre una pantalla o lienzo.
Tan precarias eran las instalaciones del teatro que el público concurrente debía enviar sus sillas previamente a la hora de la función, para poder asistir sentados a los espectáculos.
A fines de enero de 1856, pero entonces en el Teatro Nuevo o Del Rosario (ya demolido el anterior), actuó el segundo mago en Rosario, se trató del prestidigitador José Negri, físico, mecánico y matemático, también de nacionalidad italiana, presentando juegos de magia y física experimental, con cartas y pañuelos. Este mago no vino precedido de buenos comentarios después de su actuación en Buenos Aires. No obstante ofreció tres funciones en las que lució sus habilidades.
(de "Ilusiones rosarinas", publicado en la revista "Rosario La fuerza de su historia", número 4)



El circo se transformó en un hogar para los magos.
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