Año CXXXIV
 Nº 49.102
Rosario,
domingo  29 de
abril de 2001
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Un asilo de Casilda ya no podrá alojar a ancianos del Pami
Aseguran que las condiciones y atención en el geriátrico del hospital San Carlos genera "un serio riesgo prestacional"

Gustavo Orellano

Casilda. - El Pami central rescindió un contrato por medio del cual el hospital provincial San Carlos de Casilda venia brindando desde abril del último año el servicio de geriatría a nueve afiliados con problemas de salud. La decisión fue tomada por el sub interventor de prestaciones sociales del instituto y se fundamenta en que las condiciones que se encuentra el geriátrico y la atención que se brinda representa "un serio riesgo prestacional" para los ancianos.
La medida surgió como consecuencia de una serie de inspecciones que determinaron falencias en materia de higiene, alimentación y seguridad edilicia. Si bien los términos del informe donde se justifica la medida no fueron dados a conocer públicamente, trascendió que las "fallas son gravísimas". Incluso circuló la versión que hasta en uno de los párrafos se llegó a comparar al funcionamiento del hospital "con un campo de concentración".
El jefe de la agencia local del Pami, Eduardo Amatta, dijo que "el objetivo fue proteger la salud de los afiliados", aunque aclaró que su función se limitó a hacer cumplir la medida.
Los nueve ancianos aún están alojados en el hospital casildense, aunque sus familiares deberán autorizar su traslado optando entre los geriátricos de Arequito, San Lorenzo, Carcarañá, Rosario o Cañada de Gómez, según aseguró Amatta.
Mientras tanto el Centro de Jubilados y Pensionados Nacionales de Casilda junto al hospital San Carlos, y posiblemente el municipio, reclamará a las autoridades del Pami que prorroguen el contrato por unos 90 días hasta que sea habilitado el hogar de ancianos que la provincia está construyendo al lado del efector público.
"Los jubilados ya perdimos bastante y no queremos que nos saquen el geriátrico del hospital", dijo el presidente local del Centro de Jubilados, Juan Carlos González, aunque remarcó que el lugar donde deben estar alojados los abuelos "tiene que estar en condiciones",
En rigor hasta Amatta está de acuerdo con que el Pami renueve el contrato que le rescindió al hospital, "pero es lógico que cumpla con ciertos requisitos para garantizar una buena atención a los internos", dijo el jefe del Pami casildense. Los afiliados de Pami que aún residen en el cuestionado geriátrico son dependientes, es decir tienen dificultades para valerse por sus propios medios y requieren de una atención especial.
Sin embargo eso no ocurre ya que deben compartir los mismos pabellones en los que funciona el geriátrico con otros 26 ancianos carentes de recursos. En total son 35 internos atendidos solamente por dos enfermeras que además lo alimentan, higienizan y visten.
Como si esto fuera poco apenas son cinco los trabajadores afectados a las tareas de limpieza dentro del hospital, por lo que "no pueden hacer hacer todo", dijo uno de los profesionales que presta funciones en el establecimiento sanitario.
El vicedirector del hospital, Omar Pace, reconoció que el geriátrico no está en condiciones y atribuyó las falencias a la falta de presupuesto y de personal con que cuenta el hospital.
"Tenemos escasés de recursos económicos y humanos", dijo el profesional y consideró que cuando se ponga en funcionamiento el nuevo hogar de ancianos "la situación cambiará y los abuelos estarán bien atendidos", aunque sostuvo la necesidad de que esa dependencia sea manejada independientemente del hospital.



Aquí se hará el nuevo hogar del hospital San Carlos.
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