Año CXXXIV
 Nº 49.101
Rosario,
sábado  28 de
abril de 2001
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Caral, a 125 kilómetros de Lima, tuvo plazas pavimentadas que albergaban a granjeros, artesanos y pescadores
Encuentran en Perú la ciudad más antigua de América
El centro urbano, notablemente planificado, tendría más de 4.000 años y podría ser la cuna de la civilización en el continente americano

Paul Recer

Un antiguo centro urbano en Perú, con altas pirámides y amplias plazas pavimentadas podría ser la primera ciudad del continente americano, de acuerdo con una investigación. Situado en un lugar llamado Caral, a 125 kilómetros al norte de Lima, el complejo tendría más de 4.000 años y podría ser el lugar de nacimiento de la civilización en América, según afirmó Winfred Creamer, profesora en la Universidad del Norte de Illinois y coautora de un estudio publicado ayer en la revista Science.
Jonathan Haas, del Museo Field de Chicago, esposo de Creamer y coautor del estudio, dijo que la fundación de Caral ha sido ubicada en el año 2627 antes de Cristo y que las excavaciones muestran que alguna vez cubrió unas 64,75 hectáreas en el valle del Supe.
La gente que vivía allí creó una civilización de granjeros, artesanos y pescadores. Haas dijo que aparentemente Caral tenía un gobierno central suficientemente fuerte para dirigir a cientos de trabajadores en la construcción de un complejo irregular de seis pirámides, edificios, plazas adoquinadas y canales de irrigación desde un río cercano.

Una próspera metrópoli
Los investigadores dicen que el lugar tiene indicios de haber sido una próspera metrópoli que duró cientos de años y luego cayó en el olvido. Fue redescubierta en 1905, pero no fue estudiada en detalle hasta ahora.
"Lo que estamos aprendiendo de Caral va a reescribir la forma en que pensamos sobre el desarrollo de las primeras civilizaciones andinas", dijo Haas.
La civilización de Caral fue ubicada a partir de tejidos de carrizo y otros materiales extraídos de una pirámide de 20 metros de altura. Haas dijo que la gente usaba bolsas de carrizo para cargar piedras destinadas a la construcción de la pirámide.
En el clima seco de esa zona de Perú, el material sobrevivió siglos.
Haas dijo que la gente de Caral se alimentaba de hortalizas, calabazas, frijoles y tubérculos, así como mariscos. No cultivaba granos ni tenía alfarería, dos actividades comunes en otras civilizaciones. En lugar de ello, dijo Haas, la gente de Caral cultivaba algodón y lo tejía en redes usadas para la pesca. Comía peces pequeños y mariscos.
Añadió que no había grandes animales en la zona usados como alimentos, de modo que los pobladores dependían del mar. La costa del Pacífico está a unos 22 kilómetros.
Caral se desarrolló por más de 600 años y fue hogar de miles de personas a lo largo de siglos, pese a que Haas dijo que la población máxima de la ciudad no es conocida aún.
Luego, vino el ocaso de Caral, reemplazada por nuevos complejos en otras civilizaciones hacia el norte y el sur. Los expertos creen que los descendientes del pueblo de Caral fueron los incas, quienes gobernaban los Andes cuando los europeos llegaron en el siglo XVI.

La cuna de la civilización
La ciudad de Caral fue "seguramente el lugar de nacimiento de la civilización en las Américas", dijo la antropóloga Creamer, quien se refirió así al descubrimiento de las pirámides de Caral, que datan del 2627 A.C., la misma época en que se construyó la primera gran pirámide de la antigua civilización egipcia.
Las investigaciones estuvieron lideradas por el antropólogo del Field Museum de Chicago Jonathan Haas, su esposa Winifried Creamer y la también antropóloga peruana Ruth Shady.
"Es el primer centro urbano del que tenemos conocimiento en este hemisferio, con arquitectura monumental y agricultura de regadío", dijo Haas. "Ocupa más de 250 acres con precintos dedicados a los ritos, a la administración y áreas residenciales para la clase alta, media y baja", añadió.
La antropóloga Shady comenzó sus investigaciones en 1996, pero debido a la falta de fondos invitó a Creamer y Haas a visitar Caral. Ubicada a 120 millas al norte de Lima y a 14 millas de la costa, los habitantes de Caral no empleaban ni fabricaban objetos de barro, tampoco de oro, ni artículos textiles, lo que en cierto modo ha dificultado la investigación.



El sitio evidencia una rica metrópoli con irrigación.
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