Cuatro remiseros fueron procesados por estafar a la Municipalidad de Rosario con papelería adulterada y sellos apócrifos usados para acreditar el pago de multas que pesaban sobre sus autos. La maniobra fue realizada en varias oportunidades ante el Tribunal Municipal de Faltas, donde un gestor presentaba las boletas falsas y -sin abonar un solo peso- obtenía autorización para retirar del corralón los vehículos secuestrados a los choferes. Los imputados, Hernán Darío Guiral, Julio César Enrique, Mario Nievas y Carlos Alberto Gómez, son remiseros de Villa Gobernador Gálvez acusados de falsificar los comprobantes de pago de las multas para liberar vehículos secuestrados. El ardid resultó efectivo. Logró engañar a varios jueces municipales, que finalmente advirtieron el fraude porque los montos que figuraban como "pagados" en esas boletas nunca habían sido depositados en el banco. El caso fue investigado por el juez de Instrucción Nº 9, Carlos Carbone, quien procesó a Guiral como autor de cuatro hechos de fraude en perjuicio de la administración pública. Enrique y Nievas fueron enviados a juicio por la misma figura, en calidad de partícipes necesarios. Además, Guiral y Gómez fueron acusados de otros dos delitos: uso de documentos privados adulterados y falsificación de papel sellado. Todos ellos fueron detenidos en octubre del año pasado cuando salían de un bar de Maipú y Urquiza. La estafa quedó al descubierto de modo accidental: los apresaron durante un procedimiento por un auto robado, en el cual la policía halló de forma casual la documentación adulterada. En esa oportunidad, en poder de Guiral secuestraron cuatro boletas falsas de pago de multas a patentes. Guiral era chofer de la remisería Belgrano y trabajaba en una gestoría de Guatemala al 1000 que, según la investigación, sería ajena a estas maniobras. A este hombre se le atribuye haber realizado los trámites ante el Tribunal cada vez que algún remís de Villa Gobernador Gálvez era remitido al corralón por tomar pasajeros en Rosario, algo prohibido por la legislación. Si bien el remisero negó la acusación, sus clientes mencionaron su fama como gestor para sacar autos del corralón cobrando el 50% de la multa: "El recibía las boletas y luego las entregaba con el sello de pagado en los bancos", revelaron. Y estos testimonios lo comprometieron tanto como sus antecedentes penales. Además, una pericia constató que los sellos de los bancos Bisel y Municipal que figuraban en esos papeles eran falsos. Los mismos jueces de faltas que fueron víctimas del engaño -Ines Lépori y Guillermo Francisco Barletta- admitieron que liberaron los autos secuestrados porque la documentación trucha logró convencerlos. Luego descubrieron el fraude porque en el sistema informático de los bancos las multas figuraban impagas. Los otros tres remiseros, en tanto, adujeron que sólo dejaron los trámites en manos de Guiral sin conocer el carácter ilícito de los mismos. Pero como abonaron al gestor la mitad de lo que figuraba en la boleta municipal, el juez entendió que estaban al tanto de la existencia de un fraude al municipio.
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