Referirse a Porvenir Talleres es como hablar del Boca Juniors villense, y no sólo porque su camiseta es igual a la del equipo de la ribera sino también porque su historia deportiva está signada por una pasión casi sin límites por parte de la populosa barriada que lo cobija. Enclavado en el corazón de barrio Talleres, el club tallarín o el monstruo como lo apoda su gente, ha jalonado en mil batallas deportivas la historia grande de la propia ciudad. Pero sus clásicos futboleros con Riberas del Paraná o el festejo loco de sus campeonatos sólo son imborrables recuerdos en la República de Talleres. El fútbol, ese ícono tallarín, ya no es más la pasión de su gente desde que debió abandonar el campeonato local por problemas económicos. Hoy, sólo su coqueto natatorio y algunas disciplinas deportivas quedan para despertar la alicaída pasión de los 1.050 fieles asociados que, situación económica mediante, van quedando.
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