Domingo Celsi
La amargura en su rostro lo decía todo. Acompañado de sus padres y su hermano, quienes viajaron desde Rosario apenas se enteraron de la lesión que había sufrido, Ramiro Leone intentaba absorber el duro golpe que le significará quedarse afuera del equipo justo en el momento en que Central Córdoba se está jugando la posibilidad de llegar a la máxima categoría del fútbol argentino. El volante charrúa, que la noche del jueves sufrió fractura de tibia y peroné en la primera vez que tomaba contacto con la pelota, no tenía consuelo. Intimamente sabe que se va a tener que conformar con ver a su equipo desde afuera en las instancias decisivas del torneo reducido, simplemente porque un colega llamado Hugo Banegas decidió sacarlo de la cancha porque no encontraba la fórmula para parar a los jugadores de Tablada.
Con mucha bronca, sobre todo porque nadie del equipo cordobés -salvo un directivo que estuvo apenas 15 minutos en el hospital Córdoba el jueves por la noche- se molestó siquiera en llamarlo para saber cuál era el grado de su lesión, el volante conversó con Ovación mientras esperaba la llegada del doctor Carlos Lancelotti para su traslado al Hospital Español de nuestra ciudad.
-Te vas a perder lo mejor.
-Sí, lamentablemente esta lesión me va a obligar a estar parado por un buen tiempo. Aparte llega en el momento menos oportuno ya que nos estamos jugando una linda posibilidad y vienen los partidos que todos queremos jugar.
-¿Cuándo te van a operar?
-Carlitos (Lancelotti) me dijo que me va a dejar internado a la espera de qué se vaya la inflamación de la zona afectada y recién allí va a decidir cuándo me va a operar. De todas formas ya no vale la pena apurarse porque desgraciadamente un compañero de trabajo me dejó sin las chances de seguir jugando como mínimo por dos meses. Ahora sólo espero que todo salga bien y poder pisar una cancha nuevamente. Es una lástima quedarse afuera en un momento como éste y además cuando se tiene la posibilidad de compartir este presente con un muy buen grupo que hizo muchos sacrificios durante el año para mantener la categoría y que ahora está tratando de llegar lo más lejos posible en este torneo por el segundo ascenso.
-La de Central Córdoba fue una noche negra.
-A pesar de que conseguimos la clasificación, sin dudas, la tuvimos todas en contra. Primero la lesión de Pablito (Cantero), después mi fractura y además la expulsiones de Aira y Zabala, un montón de cosas juntas que no pasan muy seguido en un partido de fútbol, pero increíblemente nos tocó a nosotros.
La charla fue interrumpida por la presencia del médico charrúa y un camillero para comenzar el traslado del jugador a Rosario. Casi a modo de despedida, Cantero, con el pulgar hacia arriba saludó desde la ambulancia a los enviados de Ovación y a su familia que lo siguió en su auto particular durante el trayecto entre ambas ciudades. Un regreso que no había imaginado.
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La Ciudad
