Un barco decrépito con mas de 500 inmigrantes clandestinos, incluso muchos niños, fue remolcado ayer por una lancha de los guardacostas con escolta policial hacia el sur de Italia tras haber quedado a la deriva en el mar Adriático, informaron las autoridades. Al amarrar el barco Ahmet Enem -con matrícula de Turquía- en el puerto de Gallipoli, un niño y una mujer embarazada fueron hospitalizados, indicó la televisora estatal RA I. Los demás pasajeros fueron ayudados a desembarcar por una plancha por funcionarios que utilizaban máscaras quirúrgicas para protegerse de eventuales enfermedades.
La policía investigaba si el barco fue abandonado por contrabandistas luego de enviar un pedido de auxilio o si algunos tripulantes se habían mezclado con los pasajeros para desembarcar.
Mientras el barco estaba en el mar, las autoridades calcularon que iban a bordo mil inmigrantes, incluso 200 niños. Varias horas después que amarrara en Gallipoli, y fueran desembarcados los pasajeros, las autoridades redujeron la cuenta.
El comandante de la fuerza de carabineros de Gallipoli, Gerardo Petitto, dijo que eran 562 las personas a bordo del barco, incluso 63 niños. Añadió que entre ellos había dos sospechosos de ser contrabandistas que trataron de escurrirse entre los inmigrantes.
Operativo policial
El barco, el Koyduk-S, fue remolcado varios kilómetros en medio de mar gruesa y con fuerte viento hasta la Apulia, en el talón de la bota italiana. La operación se efectuó con escolta de embarcaciones y helicópteros de la policía fronteriza.
Los funcionarios del puerto le dijeron a la agencia italiana que habían captado varios pedidos de auxilio de los pasajeros, aparentemente después que los tripulantes abandonaron sus puestos.
Se cree que el barco procedía de Turquía, que les prometió a los europeos occidentales reprimir la inmigración clandestina. La mayor parte de los pasajeros parecían ser kurdos pero su nacionalidad no fue determinada de inmediato, según las versiones periodísticas. Las televisoras dijeron que también había oriundos de Sri Lanka.
En los últimos años han logrado entrar miles de inmigrantes ilegales y muchos llegan a Italia cada mes y siguen viaje hacia el norte de Europa tras hacer el a veces peligroso viaje a través del Adriático, en su mayoría procedentes de Albania y Turquía.
El tema preocupa a la población y eso se refleja en los políticos. Los principales candidatos para las elecciones del 13 de mayo, el magnate periodístico Silvio Berlusconi y el ex alcalde de Roma Francesco Rutelli, prometieron reprimir la inmigración ilegal.
La Unión Europea ha puesto presión sobre Turquía, Italia y los países de los Balcanes para que trabajen juntos a fin de frenar el flujo de inmigrantes ilegales. Los que sean retenidos por las autoridades italianas y no se les acepte como refugiados políticos o no tengan familia en Italia usualmente son devueltos a sus países de origen.
En el 2000, 66.057 inmigrantes ilegales, que habían llegado a Italia por barco o a través de la frontera norte, fueron expulsados, según cifras publicadas en el site del Ministerio del Interior en la Internet.
La Ciudad
