María Laura Cicerchia
Cuando Melanie Najle fue herida en la cabeza, al quedar en medio de un tiroteo entre un garrafero y dos ladrones, nadie sabía a ciencia cierta quién había efectuado el disparo que dejó en coma a esta nena de 18 meses. La investigación judicial despejó la duda: fue el repartidor -y no los asaltantes- quien accionó el gatillo. Aún así, el juez de la causa desvinculó al comerciante. En cambio, procesó a un ladrón por las gravísimas lesiones que sufrió la criatura, al entender que nada hubiera ocurrido si el repartidor no se veía obligado a defenderse de los asaltantes. Esto es el núcleo de la resolución del juez de Instrucción Nº 3, Luis María Caterina. Para el magistrado, los ladrones iniciaron el hecho, y por lo tanto son ellos los responsables de su resultado. El magistrado procesó a uno de ellos, Darío Armando Monasterio, de 20 años, no sólo por el frustrado asalto al repartidor de garrafas. También lo acusó del inesperado desenlace del hecho: las gravísimas lesiones que sufrió la criatura. El autor material del disparo, Osvaldo Gustavo Moreno, un garrafero de 36, recibió el sobreseimiento definitivo en la causa. Para el magistrado, este hombre no puede ser culpado porque actuó en defensa de su vida. De todos modos, el dictamen no está firme, ya que la fiscal Liliana Ditaranto no compartió el criterio del juez y apeló parte de la resolución. Rechaza el sobreseimiento de Moreno y por eso acudió a un tribunal superior que revisará el caso. Todo ocurrió en el Fonavi Guereño, de Villa Gobernador Gálvez, el 19 de enero de 2000. Melanie estaba en los brazos de su madre cuando fue alcanzada por un disparo en la cabeza, al quedar en el medio de un tiroteo entre Moreno, Monasterio y un tercer asaltante, un menor de edad conocido como Polaco. Moreno es repartidor de la firma Italgas y ese mediodía estaba trabajando con su primo, que conducía el camión. El vehículo fue interceptado por dos ladrones en el complejo de Guereño al 400, cuando Moreno estaba en un negocio y su pariente lo esperaba al volante. Los asaltantes no tuvieron éxito porque el chofer no les dio nada. Por eso prometieron que volverían armados a repetir el intento. Los jóvenes se perdieron en el Fonavi. Cuando Moreno volvió al camión, el chofer le contó que "lo habían apretado". Inmediatamente Moreno le dio una orden: "Arrancá". En ese momento, cuando el camión ya estaba en marcha, volvieron los asaltantes. Con la intención de asustarlos, Moreno sacó su revólver calibre 22 y empezó a disparar. Pero pasó todo lo contrario: los ladrones respondieron a los tiros y se fueron sin consumar el robo. En medio de la balacera quedó atrapada la nena de 18 meses. "Habíamos salido a hacer una compra y llevaba a Melanie en los brazos. En un momento vi que dos muchachos armados discutían con un hombre que suele repartir garrafas en el barrio y entonces traté de alejarme. Pero este hombre sacó un arma y empezó a tirar. Yo quise darme vuelta para salir corriendo, escuché un disparo y enseguida la nena se largó a llorar y le vi la cabeza llena de sangre", contó entonces la madre de la nena, Mariana Gladys Romero. El proyectil ingresó por el parietal izquierdo de la chiquita y salió por el derecho. A causa de la lesión Melanie cayó en un coma profundo por varios días y su vida corrió serio peligro. "No sé si los delincuentes tiraron pero el garrafero seguro que lo hizo", señaló su madre. No se equivocaba: las pericias establecieron que el disparo que alcanzó a la chiquita había sido efectuado desde el camión. Pero el juez desvinculó a Moreno al entender que actuó en defensa propia: "Se ha defendido de una agresión ilegal con medios proporcionados a los usados por los agresores". A Monasterio, en cambio, "le cabe responsabilidad penal aún cuando no fue el autor material del disparo. Quien se provee de un arma para ir a robar en un complejo habitacional sabe lo que puede pasar". Lo procesaron por tentativa de robo calificado y lesiones gravísimas.
| |