Año CXXXIV
 Nº 49.091
Rosario,
miércoles  18 de
abril de 2001
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Análisis
Brasil, escala obligada para limar asperezas

Isidoro Gilbert

Domingo Cavallo voló a San Pablo en el Tango 01 de apuro, la única manera que encontró para poder prolongar su viaje con destino final en Londres. Allí debe participar de la Cumbre de los 30, un foro que reúne economistas de fuste de todos los continentes y una oportunidad para hablar sobre el euro, su criatura que no convence a muchos.
El ministro se encontrará con la furia de los poderosos grupos económicos del primer Estado de Brasil, con un PBI superior al argentino. Existen mutuos recelos. Banqueros paulistas aspiraron a la devaluación del peso y hasta ahora les fue mal. Cavallo quiere convencerlos que no juega contra el Mercosur cuando elimina los aranceles externos, se manifiesta a favor de un acuerdo directo con los EEUU y en el camino propicia una zona de libre comercio sudamericana, una idea que hoy rechazan los vecinos.
Hay algo que es seguro: Cavallo no repetirá lo que le dijo el lunes a los popes del Concejo Empresario Argentino (con preponderancia de capitales norteamericanos). En ese encuentro reservado calificó duramente al Mercosur al decir que es una experiencia terminada, un concepto que no comparte la Cancillería.
Cavallo repetirá que no propicia ni la devaluación ni la flotación, y que la adopción del euro como partenaire del dólar para respaldar al peso es una medida contra la dolarización, a la que con tanto ahínco se opuso Fernando Enrique Cardoso al punto de tensar las relaciones bilaterales durante el gobierno de Carlos Menem. En Brasil también le achacan su verba inflamada y creen que el euro aleja la integración.
Como gesto de amistad, Cavallo le remitió al titular del Banco Central del Brasil, Arminio Fraga, los fundamentos de la ley que amplia la convertibilidad. No hablará con él pero sí con su par de Hacienda, Pedro Malán. Con Fraga, Cavallo comenzó a conversar sobre cambios que piensan que deben operarse en el FMI en consonancia con los que postulan los sectores del partido republicano, más cercanos a George W. Bush, un asunto que deslizará Daniel Marx mañana ante el presidente norteamericano en el transcurso de su encuentro con Fernando de la Rúa.
En el Palacio San Martín cruzan los dedos. Temen que alguna pregunta paulista irrite al ministro y la diplomacia deba resolver el entuerto. Adalberto Rodríguez Giavarini piensa que hay que cumplir con los acuerdos del Mercosur, aferrarse a los acuerdos de Buenos Aires respecto del Alca y no ofender a los vecinos con una inconsulta gestión ante los norteamericanos, para una acuerdo bilateral, como el que negocia Chile sin éxitos, mientras la integración hemisférica se cuece en su salsa.
El 36% de las exportaciones van hacia Brasil y no hay ninguna seguridad que un acuerdo directo con los EEUU pueda cubrir el agujero que se podría abrir en una crisis disruptiva. "Nadie puede garantizarnos que los norteamericanos eliminarán todas su restricciones ni, como piensa Cavallo, habrá una lluvia de inversiones norteamericanas si se llega a un acuerdo bilateral", relató una voz autorizada de la Cancillería a La Capital .


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