Año CXXXIV
 Nº 49.091
Rosario,
miércoles  18 de
abril de 2001
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La responsabilidad de vivir mejor
La confluencia de saberes antiguos con prácticas modernas en la medicina

En la antigüedad, en China el médico recorría el barrio a diario para prevenir potenciales males de sus vecinos. Cuando el paciente enfermaba, esto era signo de que el profesional no había logrado su objetivo y por lo tanto no se le pagaba. El nuevo milenio encuentra al sistema occidental de atención más volcado hacia la atención de síntomas instaurados. En el país de la Gran Muralla hoy conviven las dos formas de hacer medicina, y la experiencia vale la pena observarla, más en épocas de conceptos globales, donde las distancias se acortan y el conocimiento va descorriendo velos que, a veces, han resultado un tanto pesados de apartar.
"Según las técnicas orientales, cuidar de la salud no significa ir al médico por alguna patología para que nos dé un medicamento, sino empezar a tomar conciencia de que nosotros podemos también ocuparnos de la recuperación. Sería bueno aprender a estar bien, partiendo de lo que sabemos sobre nosotros mismos. No es necesario depender únicamente de un especialista que desconoce nuestros sentimientos, modos de pensamiento y forma de vivir", reflexiona Rubén Arana, acupuntor y naturoterapeuta.
"Para la tradición oriental, salud es igual a equilibrio de la energía vital y enfermedad es igual a desequilibrio de esta energía. En un comienzo el desajuste se manifiesta a través de trastornos funcionales, como puede ser calor excesivo, sensación de inquietud, dolor de cabeza, alteración digestiva... Con el tiempo, estos síntomas se van cristalizando en la alteración de tejidos, lo que significa una dispepsia, gastritis, hipertensión arterial, etcétera", prosigue.
Además, señala que si los síntomas se tratan con medicamentos, sólo se consigue atenuarlos y de esa forma, la energía continúa desequilibrada. Así, no se entiende la causa que provocó el mal estado de salud y se padecen otros tipos de enfermedades.
Hoy por hoy, tanto profesionales como pacientes focalizan en una dolencia específica sin ir más alla, dejando de lado el campo psíquico.
Al respecto, Arana es contundente: "Solemos echar culpas a algo o alguien por nuestras dolencias -afirma- sin asumir que somos nosotros mismos quienes estamos desequilibrando nuestra energía vital".

Dos energías básicas
Desde tiempos remotos, la medicina china entiende al desequilibrio vital como la falta de armonía de dos energías básicas: ying-yang. Y a partir de allí comienza un tejido de paralelismos que resulta significativo conocer.
En el caso de los trastornos gástricos, por ejemplo, "se puede comparar, en la medicina occidental, con la falta de regulación del sistema neurovegetativo. El sistema nervioso autónomo tiene dos formas de trabajar, a través del sistema simpático y parasimpático. Cuando estamos nerviosos, el primero se encuentra hiperactivo, mientras que cuando dormimos, el que está activo es el parasimpático. Este mecanismo, si bien es fisiológico, a veces se ve alterado, como cuando no se puede dormir a la noche porque el simpático está hiperactivo; en palabras orientales, muy yang. Por el contrario, si durante el día estamos cansados, abatidos, el muy activo es el parasimpático, muy ying", explica Arana.
Y como un nuevo puente entre ambas visiones, la llegada de la psiconeuroinmunología a la ciencia oficial provoca la unión de aspectos psicológicos con la neurología, inmunología y endocrinología. "En la tradición oriental -precisa Arana- se dice que un órgano tiene psiquismo propio, por ejemplo el hígado; su desequilibrio genera nerviosismo o ira; en cuanto a lo endócrino, puede causar alteraciones ováricas; y con respecto a la inmunología, inmunodepresión".

Provechosa convivencia
En China la salud es gratuita y accesible a la masa poblacional. Hace tres o cuatro años se empezó a generar el pago de un bono contribución, cuyo valor son sólo centavos. Sólo existen médicos particulares en las aldeas o pueblos, y no están reconocidos por el ministerio público. Toda la actividad hospitalaria la regula el Estado.
Asimismo, en un hospital del gran país asiático puede estar internado un paciente enfermo del corazón, a quien se le aplica suero de plantas medicinales, con aplicaciones de acupuntura, y al mismo tiempo recibe medicamentos occidentales. Con el paciente oncológico también se combinan diferentes terapias. Se le puede indicar quimioterapia y, simultáneamente, aplicarle fitoterapia para que disminuyan los efectos tóxicos de los fármacos y levante el nivel de inmunidad.
En cuanto a la acupuntura, Arana recuerda que "se ha demostrado que estimula la liberación de endorfinas, encefalinas y otras sustancias químicas, del tipo opioides que provocan la sedación del dolor o la actividad cerebral, a través de los neurotransmisores o la actividad orgánica".
Como resultado de tanta documentación e informes que dan cuenta de los resultados respetables de la medicina china, Arana sostiene que se podría incluir en la formación médica universitaria la visión de la enfermedad no sólo como síntomas a curar, sino ir un poco más allá, al origen, a la causa. Además, se podría mejorar el uso de las plantas medicinales curativas, que no poseen efectos secundarios.
El licenciado Rubén Arana -invitado por el periódico Voz de Vida- ofrecerá una conferencia pasado mañana, a las 20, sobre el tema "Cómo conectarnos con nuestra salud", centrado en la práctica del chi-kung (gimnasia energética respiratoria) en la sala Nicasio Oroño, San Lorenzo 105, y este fin de semana dictará un seminario intensivo de chi-kung "Para la salud y la vitalidad", sobre el mismo tema, que desarrollará en el hotel Plaza del Sol, San Juan 1055. En este caso, se inscribe en Catamarca 1718, teléfonos 4259574 y 156161789.


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