Año CXXXIV
 Nº 49.091
Rosario,
miércoles  18 de
abril de 2001
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Milagroso salvataje en un domicilio de Santa Fe al 4100
Rescatan a un hombre que pasó 30 horas en un pozo de 15 metros
Angel Savica desapareció misteriosamente en su casa. Luego se comprobó que había caído por un agujero

Paola Irurtia

Un hombre de 70 años permaneció 30 horas en un profundo pozo de su casa, ubicada en la zona oeste de la ciudad. El suelo de un sector del patio se desmoronó bajo sus pies el lunes a la mañana y el hombre quedó atrapado en el hueco, de unos 15 metros de profundidad, hasta ayer pasado el mediodía. Para rescatarlo la familia debió recurrir a los bomberos. La caída le provocó golpes leves, pero el hombre debió quedar internado para su hidratación, debido al tiempo que pasó sin poder ingerir agua ni alimentos.
Angel Savica cuenta su accidente entre sonrisas, en la sala de guardia del Pami II, donde quedará internado unos días para su cuidado. El hombre trabajó como zapatero hasta su jubilación, es soltero y después de una larga internación sus sobrinos decidieron internarlo en un geriátrico para que tuviera una atención adecuada. Pero su régimen de internación le permitía volver a su antigua casa los fines de semana. La vivienda, de más de cien años, se encuentra en Santa Fe 4171.
El lunes a la mañana, Angel paseaba por el patio de su casa. Tenía pensado bañarse y cambiarse para volver al geriátrico cuando de repente el piso cedió bajo sus pies y se abrió un hoyo en el suelo. El hombre cayó dentro del orificio, de más de 15 metros de profundidad. Dentro del pozo, con unos 50 centímetros de agua, pasó más de 30 horas.
Ayer a la mañana, al no tener noticias de Angel, las autoridades del geriátrico, preocuapadas por su ausencia, se comunicaron con un vecino.
"Me subí a la terraza porque pensé que estaba en el pozo. Mientras me bajaba a través de una escalera hablaba con él y me decía que estaba bien", explicó el hombre.
Según contaron familiares de Savica, el hoyo se formó por la erosión del piso de cemento del patio de la vieja casona, donde Angel vivió 67 años.
Los familiares debieron recurrir a los Bomberos Zapadores para rescatar al hombre. Los efectivos colocaron una roldana sobre el pozo, descendieron con una cuerda con la que sujetaron a Angel y así lograron subirlo hasta la superficie. "Fue un verdadero milagro encontrarlo en ese estado", indicó uno de los bomberos.
Al salir, Savica sólo tenía algunos golpes en los brazos y en las piernas y se encontraba deshidratado por el largo período que pasó sin agua ni comida, por lo que quedó internado en el Policlínico Pami II, en Arroyito.
Ayer a la tarde, con una férula de protección en su brazo izquierdo y de muy buen humor, Angel contó que mientras estuvo en el pozo "rezaba y le pedía ayuda a Dios".

Lágrimas de alegría
En el hueco se esforzó por no sentarse en el agua, que le hubiera llegado a la cintura. Para evitarlo se valió de unos tirantes de madera que cayeron en el pozo junto a él. "Así podía sentarme. Crucé las maderas y así podía acomodarme yo", contó.
"Cuando me encontraron lloraba de la alegría", dijo el hombre, con una sonrisa que no abandona.
Angel contó los fines de semana vuelve a su casa porque además de haber vivido allí la mayor parte de su vida, tiene que visitar a una "amiga". Y que cuando se recupere volverá al geriátrico.
Los médicos de guardia del policlínico indicaron que el hombre se encuentra bien de salud, pero que pasará unos días internado hasta compensar el líquido que perdió. Los golpes no le provocaron fracturas y sus análisis no indicaron infecciones ni desequilibrios.
Para sus familiares, Angel "es como los gatos". Una sobrina, Gloria Blasco, su esposo y sus dos hijas lo acompañaban ayer mientras le hacían los estudios. "Hace tres años pasó seis meses en terapia intensiva. Le ponían sangre y se le iba al mismo ritmo. Está desventrado. Y ahora le pasó esto. Tiene siete vidas", dijo la mujer, que agradeció la preocupación de los empleados del geriátrico quienes advirtieron que pasaba algo irregular.



"Cuando me encontraron, lloré de alegría", contó Savica.
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