Año CXXXIV
 Nº 49.091
Rosario,
miércoles  18 de
abril de 2001
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La crisis entre China y EEUU por el avión espía no está superada
Taiwán y la renuencia de Bush de suspender los vuelos de reconocimiento marcarán las futuras relaciones

Alberto Galeano

Buenos Aires. - Chinos y estadounidenses se atribuyen mutuamente el éxito en el desarrollo de la crisis desatada tras la colisión de un avión espía norteamericano y un caza chino, pero más allá de triunfalismos el conflicto diplomático está lejos de cerrarse. Aunque los 24 tripulantes del avión EP3 regresaron esta semana a EEUU, aún quedan muchas preguntas sin responder para dar por concluida la peor crisis internacional que soportó el gobierno de Bush, desde que asumió su mandato el pasado 20 de enero.
¿Qué pasará con los vuelos norteamericanos de reconocimiento que los chinos denuncian como operaciones de espionaje? ¿Venderá EEUU los destructores que desea Taiwán -considerada por China como parte de su territorio-, con su avanzado sistema de misiles Aegis? ¿Cómo será la futura relación entre el gigante comunista, que este año aspira a ingresar en la Organización Mundial de Comercio, y el gobierno del presidente Bush, que aparentemente busca acrecentar el papel protagónico de EEUU en Asia?
Para Alan Dupont, del diario The International Herald Tribune, nadie duda de que la relación entre China y EEUU "definirá la política de los próximos 50 años, del mismo modo que la competencia entre Washington y la ex Unión Soviética fue decisiva en los últimos 50 años". Unos 3.000 años de historia china se enfrentan a más de 200 años de EEUU, comparación que tal vez resulte absurda ya que Pekín está lejos de alcanzar el poderío militar y económico de la mayor potencia mundial.
Esta vez la clásica paciencia china se enfrentó a un iracundo George W. Bush, quien tuvo que bajarse del caballo tras advertir que no pediría perdón a China y escribió finalmente una carta en la que "lamentaba mucho" la muerte del piloto chino Wang Wei a raíz de la colisión con el avión espía, el 1º de abril.
Recién allí los chinos dieron la orden de liberar a los tripulantes del EP3, lo que atenuó un poco el conflicto, para muchos el emergente de una nueva Guerra Fría. Sin embargo, hubo grupos disconformes en Pekín que criticaron la decisión asumida por el gobierno de Jiang Zeming, quien en tanto realizaba una visita por Latinoamérica que incluyó países como Chile, Argentina y Cuba.
Zeming fue demasiado claro cuando dijo que "el incidente no ha terminado completamente", ya que la codiciada aeronave se encuentra en territorio chino, circunstancia también reconocida por el propio secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. "Esto no ha terminado, nuestro avión sigue allí".

Posiciones intransigentes
Durante las negociaciones que comenzarán hoy, el gobierno chino reclamará el fin de los vuelos de espionaje estadounidense, a los que Washington considera "necesarios e indispensables" para su seguridad. Pero si la seguridad es el argumento esgrimido por Washington, para Pekín es vital que nadie pueda desafiar su hegemonía sobre el mar del sur de China.
Aparentemente, Washington no está dispuesto a ceder a esta exigencia debido a que mantienen un considerable poder en el este de Asia -a pesar de su derrota en la guerra de Vietnam-, con 21.000 soldados estacionados en Japón y 36.000 en el sur de Corea del Sur. Algunos analistas estadounidense consideran que China ha salido victoriosa de la crisis y vaticinan nuevos incidentes en esa sensible zona donde se encuentra la rebelde Taiwán.
Para la futura evolución del conflicto del avión espía será fundamental la decisión que adopte el presidente estadounidense sobre la venta de sofisticados sistemas de defensa a Taiwán, así como la actitud de China respecto de esa isla a la que considera parte de su territorio.


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