| | La eventual elección del vicepresidente divide las aguas La idea cosechó tibios apoyos en el oficialismo y contundentes rechazos tanto en la UCR como en el PJ
| La idea de convocar a elecciones para vicepresidente de la Nación en octubre próximo con la eventual candidatura de Domingo Cavallo, atribuida a un sector del gobierno nacional, generó ayer opiniones contrapuestas de dirigentes políticos tanto oficialistas como opositores. El presidente de la Cámara de Diputados, el radical Rafael Pascual, ironizó: "Es un fin de semana largo y hay periodistas con mucho espacio en blanco", pero subrayó que "a seis o siete meses de una elección se analizan muchas alternativas y no quiere decir que se concreten". "Es un tema para evaluar, tiene sus aspectos positivos y sus aspectos negativos. Es una posibilidad", consideró. La eventual convocatoria, según Pascual, "le puede convenir al oficialismo" ya que "nacionalizaría la elección" y un triunfo le garantizaría al gobierno otra situación en el Senado. "Si se lograra unificar la Alianza con un candidato como Cavallo, el PJ estaría en condiciones desventajosas porque no tiene candidato, ya que (Carlos) Menem y (Eduardo) Duhalde no pueden ser y los tres gobernadores (Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann y José Manuel de la Sota) tampoco", opinó Pascual. Desde Acción por la República, Alfredo Castañón reconoció que le "gustaría que Cavallo fuese vicepresidente", pero calificó a la idea como "una locura" porque "metería ruido en la administración de la Economía, que necesita de Cavallo tiempo completo". Por su parte, el senador justicialista Eduardo Menem rechazó la hipótesis de una convocatoria a elecciones para vicepresidente por una traba constitucional, pero también se preguntó: "¿Qué pasa si se elige a alguien de la oposición? Esto sería absurdo". "Dicen que sería candidato Cavallo pero, ¿si gana un justicialista? Porque no hay duda de que va a ganar un justicialista si hay elecciones. Imagínese cuando (Fernando) De la Rúa viaja, que lo hace a menudo, a un justicialista sentándose a dirigir una reunión de gabinete, firmar decretos y tomar disposiciones", agregó. La idea también originó rechazos en el radicalismo: el titular de la UCR bonaerense, Leopoldo Moreau, sostuvo que "esto sería imaginar que es posible gobernar con el partido de (Fernando de) Santibañes sumado a Acción por la República y algún resto del menemismo". "Por supuesto que ésto no tiene nada que ver con la Alianza que constituyeron el Frepaso y el radicalismo", dijo Moreau. "Juntar la centroderecha con el progresismo ya es un esfuerzo de imaginación que trasciende cualquier límite, por lo menos en nuestro caso sería imposible". Allegados al ex presidente Raúl Alfonsín consideraron la hipótesis como "un disparate" y argumentaron que "esta alternativa no se compadece con la idea de que el presidente es el que gobierna". Por su lado, el diputado frepasista Carlos Raimundi opinó que se trata de "conjeturas" y agregó que no cree que Argentina esté en condiciones para hacer ese debate, además de recordar que "este es un país que ha vivido muchos años sin vice".
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