Año CXXXIV
 Nº 49.088
Rosario,
domingo  15 de
abril de 2001
Min 15º
Máx 25º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Editorial
Médicos en exceso, un tema

Días pasados este diario se ocupó del fundado informe que, en torno de la superpoblación de médicos que padece Rosario, ofreció el docente y científico Hugo Tanno en el Círculo Médico. El trabajo puso en evidencia una realidad que asombra y sobre la cual hay que actuar, pues de lo contrario el futuro se hará cada vez más complicado y la solución del problema resultará cada vez más gravosa. La excesiva cantidad de médicos -de eso se trata- representa un tema que ya no se puede soslayar. Mucho menos con la obcecación en mantener anacrónicas posturas de política universitaria que, con mayor incidencia en esta materia, no resisten parangón razonable con ningún país.
Entre otras revelaciones, el reconocido gastroenterólogo sostuvo que el número de egresados de la Facultad de Medicina de la UNR aumentó en la última década el 30 por ciento. Es que en 1990 hubo 317 egresos, mientras que nueve años después ese número ya llegó a 449. Asimismo, mientras en el resto del país el promedio es de un médico cada 386 habitantes, aquí es de uno cada 153. Esta diferencia se acrecienta mucho más todavía si se tiene en cuenta el norte provincial. Por ejemplo, en el departamento San Javier la proporción es de un médico cada 1.142 habitantes. Tal situación se agrava con otra circunstancia: de los 10.905 médicos matriculados en la provincia, 7.982 se dedican a especialidades, mientras que sólo el 2.923 son generalistas.
Para el doctor Tanno la solución del problema pasa por restringir, como sucede en todo el mundo, el ingreso en la carrera con exámenes eliminatorios, y elevar la calidad de la capacitación del profesional. Asimismo, para nivelar la desproporción de médicos por habitante según las regiones, propone instaurar un régimen de conscripción de los recién recibidos, que por un período serían enviados a las zonas más desprotegidas de la provincia.
Sin dudas que con estas ideas, que pueden perfeccionarse, o con otras mejores que puedan existir -el requisito es que todas resulten razonables en cuanto a su factibilidad-, debe comenzar un gran debate sobre tema tan delicado. Es que se está frente a un problema que, de manera incontenible, se hará más grave a medida que transcurra el tiempo sin solución. Ignorarlo o postergarlo para que, finalmente, todo siga igual sería como cometer un costoso suicidio. Suicidio tanto por parte de aquellos que tienen vocación médica como de la sociedad que, con sus impuestos, hace posible la materialización de esa legítima aspiración. Los únicos beneficiarios de la persistencia de esta situación son aquellos que, en pos de intereses personales, hacen política -baja política, sin dudas- con costosas posturas anacrónicas y anticientíficas.


Diario La Capital todos los derechos reservados