| | Por las bateas. El elegido de la semana Daft Punk: Tecno para las masas El dúo francés impone su estilo con un disco irresistible y tramposo
| Es probable que hayas escuchado "One More Time" mil veces en la radio, en la MTV, o en un boliche último modelo, y no sepas ni el nombre del tema ni a quién pertenece. Ese es un virus del tecno dance y de la música disco en general. Y eso es justamente lo que hace Daft Punk, mientras "One More Time" va camino a convertirse en el primer himno bailable del siglo. Daft Punk es un dúo francés que desde hace cinco años, cuando salió "Homework", su álbum debut, la va de incógnito. Con ese disco, unos tales Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo se transformaron en una especie de gurúes del tecno funk, con su house de máquinas primitivas y su gusto por el pop más bastardo de los 70. Ahora, con "Discovery", el dúo relanza ese estilo como pop para las masas, un segmento donde la elite tecno queda afuera. Los Daft Punk llevan el retro al extremo sin miedo a parecer cursis, mientras venden su dosis de futuro mediante una tarjeta (tipo de crédito) con código intransferible para acceder a Internet con cada tema del compacto. Escuchar "Discovery" ya no recuerda a los días de oro del house, sino a los últimos días de la música disco, como si ese género hubiese resucitado para un público que ya no es el de Studio 54. Cuando aparecen temas como "High Life" o "Face to Face" uno se pregunta si no habrá sintonizado la radio en 1977. El milagro que produce Daft Punk es que esas canciones pueden sonar como entonces pero mejor. Como ejemplos bastan tres perlitas: "Digital Love", que podría haber sido un hit de los Jackson Five a principios de los 80; la increíble "Harder, Better, Faster, Stronger", que es como escuchar a Kraftwerk tocando en una disco de Ibiza, y "Short Circuit", una pequeña muestra de que los Daft Punk son los maestros del tecno funk más robótico. El dúo es capaz de llevar el retro hasta el barroco, lo que para muchos puede significar demasiado. En "Aerodynamic" y en la intro de "Veridis Quo" se cuela un Bach sintetizado, como una influencia de un nombre que en la última década fue el hazmerreír de la intelligentzia rockera (ejem, Vangelis). "Discovery" es siempre disfrutable, lo que no lo salva de algunos traspiés y robos truchos. "Superheroes" es un loop que se repite como un vinilo rayado, "Something About Us" es una pálida sombra de todos esos hits lentos de los 80, y "Nightvision" se parece demasiado al "I'm Not In Love" de 10CC (que ni siquiera figura en los créditos). Aunque en Daft Punk todo parece trampa, el grupo se sostiene sobre dos grandes verdades. La primera es que consolida la presencia de Francia en el mapa del pop mundial, un logro que los franceses vienen buscando desde hace años con créditos como Air, Kid Loco, Ludovic Navarre y Mirwais (no en vano el productor del último disco de Madonna). Ahora Daft Punk puso su bandera en los rankings. El segundo punto, indiscutible, es que el dúo cumple con los principales mandamientos del tecno: el rechazo al estrellato del rock y la transformación continua. ¿Hay algo de subversivo en lo de "punk"? Claro que sí, salvo que el nombre del grupo se podría traducir como "punk tonto". Daft Punk no es Moby ni Fatboy Slim. Los franceses se ríen de todo, hasta de ellos mismos. Su carta de triunfo no es esa tarjeta de acceso a Internet, es el simple pulso del ritmo y el truco de ser tecno, esa música vieja que nadie nunca termina de conocer.
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