| | Lo condenaron a nueve años de prisión por abuso sexual de cuatro menores Las víctimas del caso, de entre 6 y 10 años, eran hijas de la mujer con que convivía el hombre acusado
| Un juez que condenó a nueve años de prisión a un hombre por abusar sexualmente de sus hijastras tomó como una prueba en su contra el hecho de que su mujer se animara a denunciarlo aún conociendo las penurias económicas que sufriría al terminar preso el hombre, hasta entonces sostén del hogar. Enzo L., un empleado gastronómico de 48 años, fue condenado por el juez de Sentencia José María Casas, quien lo acusó de "sometimiento sexual ultrajante agravado por la edad y la situación de convivencia previa". El fiscal José María Peña pidió que esa pena sea confirmada por la Sala II de la Cámara de Apelaciones, que deberá revisar el fallo. El imputado fue denunciado el 28 de octubre de 1999 por su concubina y las hijas de la mujer, cuatro nenas de 10, 8, 7 y 6 años que el hombre había reconocido como propias. La investigación del caso chocó con las dificultades que presentan estos delitos para ser probados: las únicas pruebas determinantes eran los relatos de las menores, quienes detallaron cómo el hombre las sometía sistemáticamente los días jueves, cuando su madre salía para ir a trabajar. Cuando se animaron a hablar, las menores dijeron que el hombre las mantenía en silencio con amenazas y las hacía faltar a la escuela para desnudarlas, manosearlas y obligarlas a tocarle los genitales. La familia, también integrada por una hija de la pareja, de 2 años, y otros dos hijos varones de la mujer, vivía en una vivienda de una sola pieza que era propiedad del hombre. De eso se valió el imputado para alegar su inocencia: dijo que todo fue una confabulación de las niñas y la madre para quedarse con su casa. El juez no le creyó. Las cuatro nenas presentaban "congestión introito vaginal y cicatrices por compresión digital-peneana", según el examen médico. Y el hombre tenía una "predisposición favorable" para el delito del que se lo acusaba, según la pericia psicológica. Para el magistrado, fue decisiva la conducta de la madre enterarse de los abusos. La mujer primero consultó con un asistente social, quien le aconsejó que denunciara a su pareja en la policía. "A tal decisión, que tuvo que ser bien pensada -según el juez-, se opone el estado de indigencia futuro" al que se exponía la mujer, quien con su trabajo de los jueves no podría mantener a sus hijos. "Sabía los padecimientos que sufriría en el futuro de concretar la denuncia", planteó Casas. También tuvo en cuenta la tranquilidad que manifestaron las nenas a saber que el hombre, a quien consideraban su padre, estaba preso.
| |
|
|
|
|
|
Diario La Capital todos los derechos reservados
|
|
|