Santa Fe.- La violencia, que no parece ceder en esta ciudad, se cobró una nueva víctima en la persona de Jorge González, un joven de 20 años que fue baleado por desconocidos en las cercanías del hospital de niños Dr. Orlando Alassia, en la zona oeste de la capital provincial. Con este crimen suman cuatro los muertos en otros tantos hechos registrados en menos de 72 horas en esta capital, cuya población vive sobresaltada por estos episodios que a diario se repiten y que tienen como escenarios los barrios periféricos.
González, de 20 años, recibió cuatro impactos de bala, tres de los cuales le interesaron órganos vitales causándole la muerte de manera inmediata.
La policía de la Unidad Regional I no descartaba que la muerte de González se haya debido a una reyerta entre integrantes de bandas rivales que se disputan el predominio territorial en distintos barrios de la ciudad.
Previamente a este homicidio, Lorenzo Páez, de 38 años, había sido asesinado la madrugada del miércoles en su vivienda del barrio Yapeyú por dos desconocidos que se movilizaban en una moto.
Los investigadores no descartan que el homicidio de Páez, quien recibió cuatro balazos, se encuentre vinculado con el de Sebastián Bogado, ocurrido tiempo atrás. Bogado es hermano de un joven que ahora que es intensamente buscado por la muerte de Páez.
La víctima había recuperado la libertad días atrás luego de que otro de los Bogado, que lo había incriminado en relación al homicidio de su hermano, se desdijo ante el juez Roberto Prieu Mántaras, magistrado que debió disponer la libertad por falta de méritos.
Venganza familiar
La alternativa de que Páez haya sido ultimado por una venganza de tipo familiar no descarta sin embargo la posibilidad de que este homicidio se encuentre también vinculado a otro, registrado el martes último, cuando fue alcanzado por un disparo en la espalda Ezequiel Osorio, de 21 años, atacado por desconocidos a poco de descender de un colectivo urbano.
A estos hechos hay que sumar el asesinato de un menor de 15 años, identificado como Maximiliano Ifrán, quien fuera muerto por un balazo que le interesó la cabeza a poco de salir de su vivienda del barrio Fonavi Centenario, un lugar donde cada día más parece regir "la ley del revólver".
Sobre este crimen la policía tiene una pista que considera firme y en tal sentido busca a una persona joven, a quien se le conoce en el barrio como Draculín y que fuera identificada por diversos testigos como el autor del homicidio.
En cuanto a la muerte de Osorio, se mantiene firme la pista que lleva a sospechar la existencia de un "ajuste de cuentas" de bandas rivales que operan en el oscuro mundo de la prostitución. Respecto del homicidio registrado en barrio Yayepú la policía busca a dos personas jóvenes que se movilizaban en una moto Honda que fue encontrada abandonada poco después.