Tres chicos de entre 7 y 11 años resultaron heridos al ser alcanzados por los perdigones que un menor disparó al aire con una escopeta para cubrir el robo que había cometido momentos antes. Ocurrió la noche del jueves en el barrio Toba, en el suroeste de la ciudad, y mientras los chicos fueron dados de alta en el hospital al que habían sido trasladados, efectivos del Comando Radioeléctrico apresaron al agresor.
Todo se inició poco después de las 23.15 en la intersección de los pasajes 1819 y 1835, donde una manzana descampada es usada por los vecinos como cancha de fútbol. Allí, un policía franco de civil que vive en la zona observó que dos jóvenes corrían por el primero de los pasajes hacia el oeste haciendo disparos al aire con una escopeta. Ante ello decidió llamar rápidamente al Comando Radioeléctrico y en pocos minutos varios móviles policiales arribaron al lugar.
"Ahora te puedo contar lo que ví porque tuve suerte", empezó el relato el policía que no quiso identificarse ante La Capital. "Los pibes venían disparando al aire y cuando llegaron a esta esquina (la de pasaje 1819 y 1830) uno de ellos se escapó y el otro se paró y gritó «aquí me van a respetar»".
Ante ello el agente intentó disuadirlo para que dejara la escopeta pero el joven lo apuntó e intentó disparar. "Por suerte se le trabó el arma o quizás no estaba cargada. Lo cierto es que no pudo dispararme y salió corriendo, cruzó la canchita y se escondió en la casa de un familiar. Cuando llegó la gente del Comando les avisé donde se había metido y ahí lo detuvieron", explicó el policía.
La presencia de los policías en el lugar permitió saber que el agresor no sólo había disparado al aire sino que había cometido un robo minutos antes y herido a tres chicos que estaban en la calle al efectuar otro disparo para cubrir su huida.
Robo y chicos heridos
Héctor López y Adrián Gómez, de 18 y 16 años, denunciaron a los agentes que dos jóvenes armados con una escopeta los habían asaltado minutos antes. Al primero le robaron un par de zapatillas y el reloj pulsera después de darle un culatazo en la cabeza, en tanto a su compañero sólo le sacaron el reloj.
Tras robarles, los asaltantes escaparon a la carrera por pasaje 1835 y efectuaron un par de disparos al aire que no alcanzaron a los jóvenes robados pero que hirieron a tres chicos que en esos momentos pasaban por el lugar.
Juana Medina le contó ayer a La Capital que su hijo Ariel, de 11 años, llegó a su casa "llorando y lleno de sangre". Lo mismo pasó con Ermelinda Medina, de 10 años y sin parentesco con Ariel, y con Daniel Ortíz, de tan sólo 7 años.
"Lo había mandado a comprar algunas cosas mientras yo preparaba la comida y en un momento llegó llorando y lleno de sangre. Estaba muy lastimado en el cuello y en la panza" contó Juana en su vivienda y aún asustada. "Los otros chicos no son amiguitos de mi hijo, creo que estaban jugando en la vereda por la que pasó Ariel", dijo la mujer.
Lo cierto es que Ermelinda y Daniel también corrieron con miedo hacia sus casas y sus padres, al verlos heridos los acercaron hasta los patrulleros que habían llegado al barrio para localizar al joven que tiraba con la escopeta.
Así, los tres menores fueron llevados hasta el Hospital de Niños Víctor J. Vilela, donde les curaron las heridas y recibieron el alta el mediodía de ayer. Ariel tenía heridas en la zona cervical y el abdomen, Ermelinda en el antebrazo y el muslo izquierdo, y Daniel en su pierna izquierda.
Mientras tanto, agentes del Comando Radioeléctrico detuvieron al menor de 16 años que efectuó los disparos cuando se hallaba escondido en la casa de su tía, ubicada en pasaje 1816 al 4300. Allí le incautaron una escopeta calibre 16 con un cartucho en la recámara y todos los objetos que le había robado junto a su cómplice a los muchachos asaltados.
De acuerdo a fuentes policiales de la comisaría 19ª, que intervino en el caso, el detenido tiene varios antecedentes delictivos por robos calificados e incluso estaría vinculado a un homicidio cometido el año pasado en el mismo barrio.