Vecinos del parque Colectividades pidieron a la Municipalidad y al Concejo que actúen de manera urgente "frente a la invasión de espacios públicos por parte del Patio Cervecero", también llamado Barrancas Dorrego, que se otorgó en concesión frente al río y cerca del cruce de Dorrego y Wheelwright.
"Esto es una agresión al buen gusto y a la ciudadanía, un verdadero engendro -opinó Liliana Hazal-. Han dejado que el concesionario haga lo que quiera; que construya en el parque un sendero de 100 metros hasta Wheelwright, que ponga mesas, sombrillas, estructuras de hormigón y hasta un castillo inflable más allá de los límites".
Miriam Coldorf, al frente de una comisión que levantó 500 firmas e irá al Concejo, agregó: "Incluso estaría preparando una carpa estructural de 40 metros de largo por 20 de ancho para instalarla en el invierno. Queremos evitarlo a tiempo".
"Los camiones de proveedores suben al parque a descargar los cajones y lo han transformado en una pista de automovilismo -señaló Hugo Ortiz-, porque la gente vio eso y ahora hace lo mismo, todos los autos arriba del césped. Es un peligro para los pibes, los animales, la gente que viene a pasear".
El Patio Cervecero abrió tres semanas atrás luego de que la Municipalidad licitara la histórica casita del Ferrocarril, que estaba abandonada. Una de las condiciones de la concesión, de acuerdo a la gacetilla distribuida por la propia Municipalidad a los medios, era que el ganador debía ajustarse a los límites del inmueble comprometiéndose a pagar un canon cercano a los 20 mil pesos durante el tiempo de explotación: 15 meses. Se adjudicó a la sociedad Agrano-Ensink.
Dos concejales furiosos
"Lo que está sucediendo en el Patio Cervecero amerita claramente un pedido de informes a la Intendencia", declaró el concejal radical Daniel Luna. "Han violado o cambiado los pliegos, ya que la histórica casita debía ser reconstruida con tejas inglesas y el concesionario puso techo de chapa; debía haber ventanas de madera y hay metálicas de aluminio; se impedía la publicidad exterior y hay sombrillas de cerveza Brahma, carteles de ron Bacardí y del gimnasio Methas", apuntó Luna.
"Todo eso genera una diferencia económica a favor del concesionario que no estaba prevista en el pliego. Generalmente los sponsors pagan al contado, en efectivo y por anticipado. En La Florida había contratos por 9.000 pesos", finalizó.
El cavallerista Oscar Urruty, por su parte, señaló: "La concesión fue comandada por la nueva Empresa de la Costa que creó la Municipalidad y que preside el contador Sergio Becari, subsecretario de Hacienda, quien ya tendría que estar dando explicaciones frente a este verdadero acto de agresión a los espacios verdes".
Trinidad Lentini, dueña de una granja en Güemes al 1800, dijo que "al principio había vecinos que se quejaban más, pero ahora no tanto ya que creen que el Patio Cervecero frenó el mal elemento que cruzaba desde la barranca".
"Dicen que los concesionarios son el dueño de un bingo y un panadero", contó Mirta Castillo. "De arquitectos o urbanistas seguro que no se trata", completó Liliana. Mirta apuntó: "Meses atrás vino el arquitecto Lucarini, de la Municipalidad, a preguntarnos qué queríamos los vecinos. Terminaron haciendo todo lo contrario a lo que le dijimos. Queremos árboles, vida sana, no cemento".
Juan, habitante de un departamento de pasillo de Güemes 1841, opinó: "Al parque Colectividades le han firmado el acta de defunción. La gente, los fines de semana, viene con la radio, el diario, mate y termo en busca de tranquilidad. Quiere sentarse y mirar el río, nada más que eso. Pero ahora decidieron ofrecerle música, cerveza y comida".
Esteban Magaldo, de 26 años, aseguró que "el césped se está pelando porque suben los camiones de proveedores, Brahma y Coca Cola, a descargar los cajones. Se está afeando mucho todo este lugar. Al parque Urquiza lo embellecieron pero acá no plantaron un árbol".
Su amigo, Maximiliano Vada, habitante de un departamento de Italia y Wheelwright, dijo: "A mí me gusta mucho cómo quedó todo" ya que el nuevo local "alegró el parque: mis papás van a comer y llevan a mi sobrino al castillo inflable. El terreno ya estaba destruido por los que juegan al fútbol y por los carritos de pororó".