Los cambios culturales exigen mujeres extremadamente delgadas, induciendo a las adolescentes a someterse a rigurosas dietas que, realizadas antes de la primera menstruación, resultan completamente inadecuadas.
El doctor José María Méndez Rivas, director del servicio Adolescencia del Hospital de Clínicas de Buenos Aires y profesor de la cátedra de Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, explica que "antes de la primera menstruación se produce un aumento de la grasa corporal, necesario para que puedan metabolizarse las hormonas ováricas". Es allí cuando el cuerpo infantil de las chicas comienza a adquirir las formas femeninas y a diferenciarse del cuerpo masculino.
Paralelamente se despierta en las chicas un esmero por el cuidado del cuerpo y por alcanzar el ideal de ser una barbie. "Por esto -añade Méndez Rivas- el aumento fisiológico de grasa corporal muchas veces es interpretado como un principio de obesidad, y las chicas se someten a dietas rigurosas que pueden retrasar el inicio de la pubertad".
Este especialista, que presidirá el XIII Congreso Mundial de Ginecología Infanto Juvenil que se hará en Buenos Aires, señala que "la actividad física en exceso junto con los regímenes hipocalóricos pueden traer otras complicaciones".
"Se produce una regresión en el eje hormonal", agrega la doctora Graciela Ortiz, delegada de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil en Rosario. "Las chicas no desarrollan una pubertad normal, son nenas", continúa la especialista. Esto se puede recuperar en pocos meses si se controla a tiempo, pero si continúa una dieta o una excesiva actividad física la paciente tendrá ciclos sin ovulación.
Ortiz alerta que "en los casos más extremos, cuando el índice de masa corporal es de 17, siendo el normal entre 20 y 25, las chicas no alcanzan las formas femeninas en el cuerpo. Se da una desfeminización y el cuerpo adopta una forma unisex, además de sufrir menorrea".
Asimismo, Inés de la Parra, titular de la Sociedad Argentina de Endocrinología Ginecológica y Reproductiva (Sagre), indica que "antes del comienzo de la pubertad hay una modificación en la redistribución e incorporación de tejido graso que llega alrededor de un 26 ó 28%. Esto es muy importante porque se ha comprobado que este tejido forma hormonas como la leptina, vitales para el funcionamiento del organismo".
"En las pacientes desnutridas o con poco tejido graso como las anoréxicas se retrasa en el comienzo de la menarca, o primera menstruación", continúa de la Parra.
En Argentina la primera menstruación se da a los 12.3 años promedio, pero el comienzo de la pubertad tiene lugar dos años antes, cuando aparecen los caracteres sexuales secundarios como el desarrollo mamario y la aparición de vello pubiano. El vello axilar crece simultáneamente con la aparición de la menarca y antes de esto hay un aumento en la velocidad del crecimiento de la talla que en la mujer llega a ser de 8 centímetros.
De la Parra advierte que cuando se indica una dieta a una adolescente hay que tener cuidado en cómo la recibe. Las recomendaciones masivas estarían contraindicadas porque cada caso es particular. Hay que insistir sobre la alimentación normal y no sobre las dietas.
Llamado de atención
Hace falta un 22% de grasa corporal para tener una ovulación y ciclo fértil y por lo menos un 18% para tener ciclos menstruales. Por debajo de eso se produce lo que se llama la amenorrea, es decir la supresión del flujo menstrual. "Por eso las chicas que padecen anorexia o problemas de alimentación no tienen ciclo menstrual", dice de la Parra.
"La hipófisis recibe el mensaje de que ese organismo está mal nutrido, que tiene poco tejido adiposo y que las calorías están muy restringidas. Como conclusión saca que no conviene que ese cuerpo se embarace en esas circunstancias y deprime el funcionamiento de la hipófisis, dejando el aparato reproductor en reposo", amplía Méndez Rivas. La paciente se sigue sintiendo bien pese a no menstruar, porque no afecta su salud desde lo vital, pero inhibió su aparato reproductor. "De alguna manera -prosigue- esta inhibición es positiva porque un embarazo con poca reserva de grasa corporal podría terminar en un aborto o en un problema de la gestación. Es un mecanismo adaptativo pero un llamado de atención sobre las dietas que deja al descubierto el vínculo entre el no comer y en el no menstruar".
"Esto también es válido para el caso del exceso de ejercicio físico", sostiene Méndez Rivas. Puede ocurrir que la chica haga una dieta más o menos adecuada para su edad, pero si practica una actividad física con exceso, entonces gasta más de lo que consume. También en estos casos se produce un déficit que hace que la menstruación se interrumpa.
La actividad física iniciada antes de la adolescencia combinada con una mala alimentación pueden provocar un retraso de la menarca. Las adolescentes que practican deporte suelen tener mucho tejido magro y escaso tejido graso. Este último es uno de los neuromoduladores a nivel hipotalámico que desencadena la menarca. Lo importante es que toda paciente acompañe toda actividad física con una muy buena dieta. Por eso es que se aconseja la ingesta de hidratos de carbono antes de iniciar una actividad física.
¿Cuántas calorías por día?
Para evitar pérdidas de peso excesivas, resulta de suma importancia que el pediatra o el ginecólogo lleve un control del crecimiento de las púberes. Ellos evaluarán si la paciente está dentro de los patrones normales de edad peso y talla, "factores que siempre se deben respetar", enfatiza la doctora Ortiz.
Según las pautas fijadas por la Organización Mundial de la Salud, las adolescentes deben ingerir entre 2.200 y 2.400 calorías por día, cifra que en una mujer de más de 25 años puede descender a 1.700 ó 1.800 calorías por día.
El principal consejo en cuanto a la alimentación -siempre que no se trate de patologías- es que se deje librado el tema de la alimentación al equilibrio biológico. Es decir que los centros nerviosos, si están funcionando bien, regulen el organismo, que respondan al apetito y a la saciedad. Que escuchen lo que el organismo le pide. En cambio, si la joven está pendiente y vigila el tema alimentario, el sistema se descontrola. Es fundamental que no falten las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas en las proporciones adecuadas. Que no falten carnes, frutas, verduras, huevos, queso, leche, los alimentos cotidianos.
De la Parra sostiene que "esta alimentación debe tener calidad y armonía en la proporción de proteínas, hidratos de carbono y grasas. Se calcula que el equilibrio ideal de estos componentes se logra con un 55% de hidratos de carbono, 15% de proteínas y 30% de grasas. Las proteínas deben ser 50% de origen animal porque tienen un alto valor biológico. La restricción afectaría la incorporación de hierro calcio y cobre que es importante para la nutrición normal".
Dieta adecuada
Se recomienda que hagan las cuatro comidas y que eviten los ayunos prolongados. Es muy frecuente que las adolescentes hagan dieta y realicen ayunos de 12 ó 15 horas totalmente contraindicados. La dieta debe estar fraccionada en seis comidas y debe hacerse sólo si el médico la recomienda. Los adolescentes deben comer, carnes, huevos, lácteos, frutas, vegetales, cereales y derivados, legumbres y sustancias grasas. Además deben ingerir alrededor de 1.200 mm diarios de calcio, elemento muy importante ya que en esta etapa se forma la masa ósea y una mala alimentación puede provocar el desarrollo de una osteoporosis.
Este es uno de los temas que se desarrollarán en el Congreso Mundial de Ginecología Infanto Juvenil y en el VII Congreso Latinoamericano de Obstetricia y Ginecología de la Infancia y la Adolescencia, que se desarrollarán en el Sheraton de Buenos Aires, entre el 29 del corriente y el 2 de mayo.
En las jornadas participarán especialistas procedentes de Finlandia, Hungría, Italia, España, Grecia, entre otros países. El programa científico preve la realización de cursos, conferencias, simposios, sesiones y talleres en los que se abordarán temas tales como: "La maternidad adolescente", "Abordaje clínico del abuso sexual", "La adolescencia y el Sida", entre otros. Para más información comunicarse con los teléfonos (011) 43423408/3216/3283, telefax (011) 43310223 o 43343811.