Año CXXXIV
 Nº 49.082
Rosario,
lunes  09 de
abril de 2001
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Ruegos por el futuro del país en la celebración del Domingo de Ramos
El arzobispo de Rosario, Eduardo Mirás, bendijo los olivos frente a la catedral y celebró la misa en el templo

"Vengo con el amor a Jesús de siempre, que es lo único que me acompaña, la única verdad de mi vida", dijo María Rosa a la salida de la iglesia catedral al término de la misa del Domingo de Ramos en ese templo. Pero no se olvidó de la crisis en la que está inmerso el país: "Pido trabajo y que en la Argentina todos tengamos suerte", agregó en sintonía con otros asistentes a la ceremonia. El arzobispo de Rosario, Eduardo Vicente Mirás, instó ayer a saber aceptar la voluntad de Dios.
La celebración comenzó a las 10.15 con la bendición de los olivos que se realizó en la plaza 25 de Mayo y estuvo a cargo del propio Mirás.La gente se fue concentrando en el sector central del predio y se preparó para luego alzar los ramilletes. De pronto, hizo su aparición el purpurado desde la entrada a la plaza por calle Santa Fe.
Las cercanías de la iglesia ya evidenciaban la festividad desde la mañana temprano. Los siempre oportunos vendedores ambulantes recorrían el centro con cajas repletas de ramos de olivos que ofrecían a cambio de un aporte voluntario.
La misa se realizó dentro de la basílica a partir de las 10.30 y estuvo concelebrada por Mirás y los monseñores Martín Puig y Raúl Giménez. Los sacerdotes ingresaron en procesión y, tras de ellos, lo hizo la gente.
En su homilía, Mirás refirió a la necesidad de "saber aceptar la voluntad de Dios", tal como lo hizo Jesús. Es más, señaló que al momento de pedir se debería incluir la frase: "Padre que no se cumpla mi voluntad sino la tuya", dijo el arzobispo.
Ya en el final de su sermón, el prelado reclamó: "Que este Domingo de Ramos nos llame a abrir el corazón para pedirle a Jesús que nos haga fieles en lo gozozo y en lo doloroso, en lo que nos gusta y en lo que aborrecemos".
Los feligreses se llevaron los olivos bendecidos que cambiarán por los ramos que les quedaron del año pasado. Ahora, volverán a colocarlos en lugares especiales, como Luisa, que los ubicará "a los pies de un Cristo", tal cual lo dijo a La Capital.
Apenas terminada la misa, Mirás salió hacia la casa parroquial atravesando el Pasaje Juramento e invocó con sus manos a los más necesitados y discapacitados que acostumbran a ubicarse en el atrio de la iglesia, y que cada vez son más. Un síntoma de la falta de trabajo y la escasez de posibilidades.


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