A pesar de la devoción de su inclaudicable parcialidad, Racing fue incapaz de definir un partido en el que tuvo un jugador más durante 81 minutos y por eso empató sin goles con un Estudiantes de La Plata, que en el segundo tiempo se limitó a defenderse sostenido por su arquero Marcelo Misetich.
La sorpresa la aportaron las 35 mil personas que concurrieron al Cilindro de Avellaneda, pero se trató de otra demostración del poder de convocatoria que tiene Racing, más cuando venía bien posicionado en la tabla.
El primer tiempo de ninguna manera respondió a esta convocatoria porque se jugó con mucha virilidad, pero con poco fútbol. Se jugó fuerte desde el comienzo, pero después de la expulsión de Cardozo, a los 9 minutos, hubo directamente mala voluntad de las dos partes.
Cardozo fue castigado con la expulsión por golpear con el brazo intencionalmente a Maximiliano Estévez. También hubo en ese período una trompada de Juan Azconzábal contra Andrés Bressán, pero el golpe pasó inadvertido para el árbitro Angel Sánchez.
El futbolista de más fue desaprovechado por el local porque se abusó con los centros.
Estudiantes fue otro que trató de llegar por arriba, pero todos esos intentos anunciados resultaron controlados por Gastón Sessa con facilidad.
El segundo tiempo fue totalmente de Racing, muy especialmente por el planteo mezquino de Estudiantes, quien dejó a Luciano Galletti como llanero solitario.
En el anfitrión quedaron tres jugadores en el fondo, el debutante chileno Contreras, Ubeda y Arano. Además, Merlo se animó a poner tres delanteros netos: Estévez, Rueda y Canobbio.
Inclusive cuando entró el armador Vicente Principiano la finalidad fue ofensiva, porque Merlo buscó mayor claridad y aprovechar los espacios de un modo más conveniente.
Racing llegó mucho en este capítulo, pero Misetich fue una de las figuras. Tuvo media docena de oportunidades para batir al arquero, pero la última la desaprovechó Diego Milito con un remate desviado.
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La Ciudad
