Año CXXXIV
 Nº 49.081
Rosario,
domingo  08 de
abril de 2001
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Un 43,71% la prefiere estatal y un 37,65%, mixta
La mayoría de los rosarinos no quiere que se venda la EPE
Así lo reveló una encuesta de la consultora Glavinich. Lapidaria calificación de los servicios privatizados

La venta de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) no contaría en Rosario con apoyo de la opinión pública, que más bien se muestra partidaria de otras alternativas. Así lo muestra una encuesta realizada por la consultora Glavinich, en la que sólo el 15% de los 300 entrevistados fue partidario de la privatización total, mientras que un 38% propuso convertirla en una empresa mixta con gerenciamiento privado. La mayoría pronosticó que si se privatiza totalmente la firma, la tarifa será más alta y la concesionaria será más estricta a la hora de cobrar las facturas.
La reticencia de los rosarinos a ver enajenada la empresa más grande de la provincia es coherente con la visión general que tienen de las privatizaciones: el mismo estudio de opinión da cuenta de que para la mayoría de los entrevistados estos procesos se caracterizaron por la falta de seriedad profesional de quienes los efectuaron, la ausencia de transparencia y la corrupción.
En todos los casos, más del 50% de los encuestados está convencido de que con las privatizaciones las tarifas no bajaron, los servicios no mejoraron, la deuda externa no se redujo y, en cambio, sí aumentó la desocupación.

Estatal o mixta, pero no vendida
La consultora Glavinich, dedicada al marketing estratégico, realizó el estudio de opinión entre el 1º y el 9 de marzo. De los 300 entrevistados, 200 eran usuarios residenciales, 50 comerciales, 30 industriales y 20 denominados como grandes clientes.
De ellos, el 43,71% consideró que la EPE debe seguir estando en manos del Estado provincial y solamente un 15,18% se mostró partidario de la venta de la empresa.
Pero los entrevistados se enrolaron también en una tercera posición: un 37,65% dijo que era preferible transformar a la firma en una empresa mixta con gerenciamiento privado. Algo que no está en los proyectos gubernamentales.
Entre los partidarios de esta tercera posición están los grandes clientes, más reacios a mantener la empresa en la órbita estatal.
Ahora bien, ¿por qué los rosarinos no quieren que se privatice totalmente? ¿a qué temen? ¿qué les dice la experiencia? ¿tienen miedo de que aumente la tarifa y de no tener un mejor servicio? ¿creen que habrá menos tolerancia con la morosidad? \El temor más grande pasa indudablemente por el fantasma tarifario. La mayoría de los consultados (57,99%) consideró que el servicio será más caro en caso de que la EPE sea privada; un 23% calculó que los precios se mantendrán igual y sólo un 15% se animó a pronosticar que habrá una reducción en los costos que pagarán los usuarios.
El temor se disipa un poco y las opiniones se emparejan cuando se habla de cómo será el servicio. En promedio, un 43,38% estimó que la calidad será mejor con la empresa privatizada, mientras que un porcentaje casi similar calculó que la prestación será igual.
Y todos están convencidos de que si la empresa se privatiza será mucho más estricta a la hora de cobrar si queda en manos privadas: residenciales, comerciantes, industriales y grandes potencias se expresaron en este sentido. Los grandes usuarios son los que la tienen más clara, con un 85% de respuestas afirmativas.

Malos antecedentes
Pero si con algo han sido lapidarios los rosarinos fue con las privatizaciones encaradas por el gobierno nacional.
Tan así es que el 95% opinó que hubo corrupción en esos procesos; el 89% dijo que no hubo transparencia; casi el 80% que no hubo seriedad profesional en quienes los llevaron adelante, y el 72% que las ventas se hicieron sin apoyo de la opinión pública.
Convencidos de que los más beneficiados fueron los funcionarios y las empresas (42,26% y 38,77%, respectivamente), una ínfima minoría (2%) cree que los usuarios son los más aventajados con la venta de las empresas estatales.
Entre los argumentos más comunes que se esgrimieron a la hora de privatizar figuraban la posibilidad de mejorar los servicios, de bajar las tarifas y de sacarle al Estado el peso de empresas deficitarias. Para los rosarinos, nada de esto ocurrió. Pero si en algo fueron terminantes fue en la cuestión tarifaria: el 94% negó que la privatizaciones hubieran economizado los servicios. Lo que sí lamentaron fue que la venta de las empresas estatales no haya reducido la deuda externa (90% se pronunció en ese sentido) y que además hayan contribuido a incrementar la desocupación (un contundente 98% opinó esto).
Otras consecuencias fueron, a juicio de la gente, el empobrecimiento del Estado (55%); el recorte del poder de los sindicatos (55,20%), y la trasnacionalización de la actividad empresaria y su rentabilidad (82%). En contraposición, en el imaginario colectivo está la idea de que lo obtenido por la venta de las empresas no se utilizó para mejorar la vida de la población. Y así lo demuestra el 92% de los encuestados que ofrecieron esa respuesta.
En este marco, el gobierno de la provincia se lanza a privatizar su empresa energética. Detractores no le faltan, y ya ha sufrido algún revés judicial. Pero era poco lo que hasta el momento se había recogido de la misma población. Si se tienen en cuenta los resultados de la encuesta encarada por la consultora Glavinich, habrá que pensar que la actual gestión deberá hacer mucho mérito a la hora de enajenar la EPE, porque el pre-juicio es demasiado grande.


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