El domingo pasado en estas mismas columnas, anunciábamos la idea de "eurizar" nuestra moneda por parte del ministro Domingo Cavallo para reemplazar la paridad uno a uno con el dólar por una canasta de monedas que incluiría el euro y el yen japonés, postergando cualquier intento de unión monetaria con el real brasileño.
Pasaron muy pocos días y esta premonición encontró una base real porque en la reunión preparatoria de la cumbre del Alca celebrada en Toronto, Domingo Cavallo oficializó su intención al declarar que el Banco Central de la República Argentina tomará medidas para incentivar las operaciones financieras en euros, incluyendo la apertura de cuentas corrientes en esa moneda y el otorgamiento de préstamos bancarios con este valor.
De este modo espera favorecer las transacciones de las empresas europeas que en sus relaciones con las casas matrices tenían que pasar por el dólar lo que les ocasionaba un quebranto cambiario considerable puesto que el euro se está cotizando a 0,90 u$s.
El superministro de Economía fue tan explícito que si alguien tenía alguna duda haría bien en disiparla ya que aconsejó "que la gente se acostumbre a manejarse en euros porque la convertibilidad no significa dolarización".
A pesar de lo que algunos creen, para eurizar la convertibilidad no es necesario esperar hasta que la paridad del euro con el dólar sea de uno a uno, basta simplemente con incrementar la cantidad de unidades de la moneda más débil hasta emparejar a la de mayor valor.
Lo que sí importa es acertar en la proporción de cada moneda dentro de la canasta, porque si en esto Cavallo se equivoca podría cometer el irreparable error de rebajar demasiado la participación del dólar justo cuando se debilita e incorporar el euro en el momento preciso en que se valoriza con relación a la moneda americana. Y así estaríamos revaluando el peso frente a un dólar que cae.
Como es de conocimiento público, el euro está formado por las quince monedas de los países que integran la UCE (Unión Económica Europea) donde cada moneda está ponderada en función de la población, el producto interno bruto y la participación que tienen en el comercio exterior dentro y fuera de la comunidad.
Entre nosotros, el reciente premio Nobel de economía Robert Mundell nos recomendó respetar la proporción de importancia de cada uno de los principales bloques económicos mundiales, y concretamente señaló: 45% para el dólar estadounidense, 35% para el euro y 20% para el yen japonés.
Sin mostrar las cartas
Debemos admitir que Cavallo conoce muy bien la idiosincrasia de los argentinos y la capacidad de maniobra que tienen los operadores políticos, agitadores estudiantiles y dirigentes sindicales para hacer abortar el plan mejor diseñado tal como le sucedió desafortunadamente a Ricardo López Murphy y el excelente equipo económico que había logrado formar.
Ninguno de estos sectores corporativos quieren limitar sus apetencias, ni desean una disciplina por encima de sus intereses, porque no aceptan dejar de sacar ventajas de este permanente clima de precariedad y desorden que rodea la vida pública de nuestro país.
Muchos de ellos mejoran de fortuna y de posición tanto con el relajamiento de las leyes como con la desorganización del Estado porque de este modo rapiñan sin mayor esfuerzo.
Todo esto está muy bien sabido por Cavallo y por eso sigue sin presentar un plan económico completo y coherente, aunque seguramente lo tenga preparado. Nadie, y quizás tampoco el presidente Fernando de la Rúa, conocen la intimidad de su plan.
Sea que acierte o se equivoque, hay que reconocerle que la capacidad para generar ideas prácticas, como el convencimiento con que las expone, su voluntad de hacer y la pasión por llevar a cabo aquello de lo que está convencido, distancian a Cavallo años luz de la inmensa mayoría de nuestra clase política que a su lado luce sin brillo y como tortuosa, falaz y abúlica.
El Congreso en pleno y el Poder Ejecutivo han caído subyugados por su personalidad y le han otorgado poderes dictatoriales por un año sin saber realmente lo que se propone hacer. Esta cualidad explica que también convenciera a Paul O'Neill, poderoso secretario del Tesoro norteamericano, quien acaba de declarar "cuando lo nombraron a Cavallo entendía que era un héroe de Argentina, y ahora que tuve la oportunidad de reunirme con él, comprendo por qué. Me deleitó que dijera, sin que nadie se lo preguntara, que no necesitaba ni quiere más plata y es grandioso escuchar que entiende las medidas que hacen falta tomar y saber que él las va a tomar, eso me impresionó muchísimo".
Cavallo sigue sin mostrar sus cartas ni a propios o extraños y parece haber encarnado aquel viejo slogan electoral "síganme, no los voy a defraudar".
Efectos inmediatos
Si bien en otros países, Cavallo despierta entusiastas adhesiones sin otro fundamento más que su personalidad avasallante, la realidad interna es otra. Las medidas concretas que ha adoptado provocarán desconcierto por sus contradictorios efectos inmediatos: \a) el impuesto al cheque tenderá a disminuir el nivel de actividad económica y hacer bajar los precios en el mercado interno porque quitará a las empresas 3.500 millones en dinero líquido que podrían destinar a gastos o inversiones; b) al mismo tiempo el arancel del 35% para los bienes de consumo intermedio o final tenderá a hacer subir los precios de importación y ello arrastrará a un encarecimiento de los mismos productos nacionales que se encontrarán en mejor posición competitiva.
c) el arancel del 0% para la importación de maquinaria y equipos fomentará la incorporación de nueva tecnología en empresas que sustituirán mano de obra local por máquinas, provocando un importante incremento de productividad que se traducirá en menores costos y una baja en el precio de ciertos productos destinados al mercado interno.
d) sin embargo y al mismo tiempo la reducción del encaje bancario que el ministro pretende arrancar al presidente del Banco Central aumentará la capacidad prestable de los bancos para colocar bonos del Estado financiando el exceso trimestral de 1.300 millones en el déficit programado, pero simultáneamente encarecerá el dinero que necesitan las empresas para comprar las máquinas importadas con arancel cero.
e) la propuesta de incorporar el euro y el yen en la cláusula del compromiso de la convertibilidad modificará la relación directa entre el peso y el dólar, facilitando la transición de un sistema de paridad fija a otro sistema de paridad flotante y ello cambiará la naturaleza de nuestra convertibilidad.
Es cierto que la incorporación del euro y el yen terminará favoreciendo las posibilidades de exportación de nuestros productos transables internacionalmente, pero ello implicará una sutil e imperceptible transferencia de renta de los que pagan cuentas en dólares en favor de quienes no están endeudados en esta moneda y una mayor tolerancia para emitir más dinero.
f) la coercitiva norma que prohibe el pago en efectivo de sumas superiores a mil pesos, unida al costo impositivo por emitir cheques, más la discrecionalidad fiscal para presumir que los ingresos de cualquier contribuyente deben ser superiores al sus depósitos en cuentas bancarias, podrá incrementar la recaudación fiscal pero creará obstáculos a la expansión de las transacciones económicas privadas.
Allí donde se comparen el efecto impacto con los efectos inducidos de las medidas adoptadas por el ministro Cavallo se descubrirán fuerzas contradictorias que neutralizarán y revertirán las buenas intenciones.
La gran cuestión que sigue sin resolverse y que nadie adivina cómo terminará por solucionarse es el gran tema de la reducción del gasto público especialmente el que se asigna a la clase política y que alcanza una magnitud tal que el país real no está en condiciones de soportar. Es casi seguro que Domingo Cavallo contempla meter la mano en esta ciénaga tenebrosa, pero si por cálculo político posterga demasiado su intervención es posible que le suceda lo que al final le dicen al doctor Fausto en la obra cumbre de Goethe: "El tiempo se te ha terminado, entrégame tu alma".
Recordemos que el doctor Fausto salva su alma y recupera la vida porque es rescatado de las manos codiciosas de Mefistófeles gracias al amor puro y acendrado de una doncella.