Año CXXXIV
 Nº 49.081
Rosario,
domingo  08 de
abril de 2001
Min 15º
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Editorial
La Justicia, desbordada

Si algo faltaba para corroborar de manera indubitable una realidad que se padece desde hace años, eso ocurrió con la difusión que hizo este diario de algunas de las estadísticas obrantes en los tribunales de nuestra ciudad. Se trata de registros que, con claridad meridiana, hablan de un sistema de Justicia del todo desbordado en sus posibilidades. Un sistema que hace agua por todos los costados y que resulta indispensable modificar. De lo contrario, el imprescindible servicio de la aplicación de la ley no existe.
Lo dicho responde a los abundantes datos difundidos. Datos que, de manera invariable, tienen un denominador común: el delito ha aumentado en Rosario, mientras que la estructura de la administración de justicia permanece estática. Ergo: las causas se acumulan en los juzgados, que sólo alcanzan a resolver un porcentaje de ellas. El resto, prescribe.
¿Qué representa esto? Lisa y llanamente que el sistema no funciona, porque el hecho de que lo haga, por ejemplo, a la mitad de sus posibilidades no alcanza, pues el resto que queda al margen de la prestación invalida al conjunto. Sin dudas que con la Justicia puede decirse lo mismo que con la verdad: antes que una verdad, una verdad a medias es una mentira.
A modo de ilustración, aquí van algunos datos aportados por la Cámara Penal: en 2000 se abrieron en los tribunales locales 82.568 causas por denuncias de la gente sobre algún delito. Esta cifra representó un incremento de 7.500 denuncias más respecto de 1999 (75.046), y de casi 11.000 con referencia a 1998 (71.646). Asimismo, el año pasado los jueces penales rosarinos concluyeron 38.288 expedientes, es decir un 46 por ciento menos que la cantidad de denuncias ingresadas en el mismo período. Pero sobre ese total, 15.236 causas (casi el 40 por ciento) prescribieron. Es decir: se cerraron sin un pronunciamiento porque pasó demasiado tiempo y los eventuales autores de los delitos ya no pueden ser castigados, ni sus víctimas resarcidas.
Sin dudas que esto que aquí se denuncia constituye un ejemplo acabado de que, con tal cuadro de situación, la Justicia en esta ciudad es una verdadera entelequia. Más todavía: no existen elementos válidos que impidan pensar que esa situación no se extiende al resto de la provincia.
Sin dudas que el problema es grave y complejo, y que, por lo tanto, su solución no será fácil ni barata. Empero, tamaña realidad no releva al poder público del deber de comenzar a actuar de inmediato en procura de terminar con la ignominia que encierra esta realidad. La sociedad no merece seguir siendo burlada de tal manera.


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