| | Sobre la desdicha de vivir Cuentos de Lorrie Moore
| Autoayuda" es el primer libro de la norteamericana Lorrie Moore (Glenn Falls, New York, 1957), a quien se conocía sólo como autora de cuentos, o de relatos breves, aunque ha publicado dos novelas próximas a ser traducidas al castellano. A ella, de una manera apresurada, se la llamó "la Raymond Carver con faldas", que es además una sutil forma de poner en segundo plano una obra que -así considerada- nunca se podrá manifestar de manera autónoma. Esta primera "aventura" literaria de Moore data de 1985 y llega luego de haber conocido previamente otros dos títulos de mayor maduración: "Como la vida", de 1991, y el que la hizo definitivamente famosa, "Es más de lo que puedo decir de cierta gente", publicado originariamente en inglés tres años atrás. No obstante la comparación criticada, debe admitirse que tanto Moore como Carver hablan de norteamericanos actuales aquejados por la soledad, la frustración amatoria y existencial, cuando no por la enfermedad, y lo hacen con la sutileza de aquello que no es explícito, de aquello que se deduce. Pero los estilos difieren y, en el caso de Moore, lo que la particulariza es que en la casi totalidad de los casos (aunque hay excepciones) quienes narran, quienes protagonizan, quienes "sufren" son mujeres, mujeres que tratan de hacer pie en ese terreno por definición resbaladizo como es el de los afectos. "Autoayuda" busca, desde el título, la irrisión de la ironía, aunque quizás aquí bien que correspondería hablar de sarcasmo. Porque Moore relata con un humor corrosivo y al mismo tiempo visceral lo que les ocurre a esas mujeres personajes alter ego de la autora que buscan vaya a saberse qué, quizás la Arcadia imposible del paisaje perdido, del hogar que se fracturó, de una "felicidad" que se sabe jamás ha existido. El derrumbe del amor ("Cómo ser otra mujer"; "Amahl y los visitantes de la noche: una guía del tenor del amor"), o el de la familia ("Lo que se llevan"; "Cómo hablar con tu madre (Notas)"), o de la pareja ("El manual del divorcio del chico"; "Cómo") o el del propio cuerpo, de la propia personalidad ("Irse así"; "Llenar"), son los temas centrales del libro que, también se lo advertirá, reaparecen en los otros títulos de la autora. Una actitud recurrente en ella tiene que ver con el ámbito en el que se desenvuelven las historias: Moore habla sobre las desdichas -pocas veces, casi nunca, sobre las alegrías- de norteamericanas adultas y burguesas, blancas, que no sufren carencias elementales, como las del techo o la comida, pero que no pueden sustraerse de los dolores afectivos. Adopta una manera elíptica de narrar y así sus relatos avanzan con aparentes dificultades demorándose muchas veces en mostrar el sentido profundo de sus tramas. Ese artilugio narrativo será desarrollado con mayor habilidad aún en sus libros posteriores, pero ya se hacen presentes en los relatos que componen "Autoayuda" ("Llenar" es un buen ejemplo de lo que señalamos: se trata de una lenta inmersión en la locura que nunca será explícita). Hay en Moore, además, una cáustica visión de los seres y las cosas, de la "inscripción" de la mujer contemporánea en el mundo en proceso entrópico que estamos padeciendo. De ahí que juegue al papel autoritario de la narradora que "sabe" que existen cartabones rígidos que han preestablecido un determinado comportamiento que sus personajes deberán cumplir a rajatabla. Como consecuencia lógica surge el imperativo: "Dale un beso de buenas noches"; "Cuando te levantes para salir, toma dos o tres bocanadas grandes de aire". Las bocanadas grandes de aire son, por otra parte, las que deberá tomar el lector para seguir avanzando en las disímiles, pero concurrentes lecturas de estos relatos maduros, a pesar de haber sido escritos en la juventud de Moore. James McManus afirma que, más que vidas completas, la norteamericana habla de los momentos de crisis de sus personajes. Y es allí donde su obra vuelve a tomar contacto con la de Carver quien como es sabido hizo de los momentos críticos de sus personajes paroxísticos uno de los ejes de su tan particular cuentística. Pero lo sustancial sigue siendo la "voz propia" de Moore, su capacidad para ir escarbando y escarbando, con elipsis, con menciones aparentemente insustanciales (a una comida, a hechos de circunstancias, a marcas comerciales, a situaciones accidentales) hasta llegar a lo que termina siendo la raíz de todos los conflictos: La desdicha, en suma, de vivir.
| |
|
|
|
|
|
Diario La Capital todos los derechos reservados
|
|
|