Bajo la coordinación de Alberto Pla, la editorial universitaria dio a conocer en los últimos meses de 2000 la labor llevada a cabo por un grupo de docentes e investigadores de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, destinada a reconstruir los últimos 70 años de historia de la ciudad. Retoma así, al menos desde el punto de vista de la sucesión temporal, la empresa que en su momento realizara Juan Alvarez con su ambiciosa y monumental "Historia de Rosario", cuyo recorrido abarcaba desde la Colonia hasta finales de los años 30 del siglo XX.
Sin embargo, cualquier esfuerzo por establecer una línea de continuidad entre ambos proyectos se disuelve rápidamente al constatar las diferencias que existen entre una y otra en lo que respecta a los criterios constructivos que sustentan la ejecución de ambas obras. Dichas diferencias se manifiestan, anticipadamente, en el título elegido para encabezar los dos tomos de este emprendimiento historiográfico. "Rosario en la Historia" supone pensar la ciudad no como una experiencia autónoma y auto-explicable sino como irremediablemente integrada a las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales que acontecieron paralelamente a escala regional, nacional y mundial. Es desde esa perspectiva de análisis, que avanza de lo global a lo particular, a partir de la cual surgen las claves que permiten reconstruir los procesos específicamente locales desde una mirada que pone de manifiesto las tensiones y conflictos que atravesaron la vida pública y privada, el Estado y la sociedad civil en el convulsionado siglo XX.
Perspectivas
De este modo, la obra se presenta equidistante con respecto a las historias locales tradicionales, así como también a la anecdótica chauvinista preocupada por inventariar sucesos y rescatar personajes, cuyos probables méritos individuales son puestos al servicio de una improbable y nostálgica identidad rosarina. En cambio, se trata de explicar de qué modo las transformaciones acontecidas en diferentes esferas de la realidad social a nivel macro permiten comprender mejor la historia de una ciudad que sufrió a fines del siglo pasado un acelerado proceso de modernización, cuyas contradicciones se hicieron evidentes cuando el modelo de expansión hacia fuera que la había auspiciado comenzaba a mostrar sus primeros síntomas de agotamiento.
Precisamente a comienzos de la década del 30, en el marco de una aguda crisis económica y político institucional, se inicia este estudio cuyo primer capítulo abarca los años comprendidos entre 1930 y 1943. Sus autoras, Sandra Fernández y Marisa Armida, se preocupan por analizar una etapa caracterizada por la crisis del Estado liberal y el modelo agroexportador, en la que se perciben junto al fortalecimiento de las mediaciones corporativas, la consolidación de la industria sustitutiva y el fenómeno de las migraciones internas, un conjunto de variaciones en el espacio urbano que estimulan nuevas formas y espacios de sociabilidad barrial.
En "Los avatares del populismo", Adriana Pons estudia los ecos locales del posicionamiento de diversos actores sociales frente al peronismo; los efectos sociales y económicos de las políticas populistas; y las tensiones entre peronismo y antiperonismo que se extreman en los últimos años del régimen. Finalmente, el primer tomo se cierra con un capítulo en el que Beatriz Filiberti y Marisa Armida analizan un período dominado por la proscripción del partido mayoritario, el surgimiento de la resistencia peronista y la presión ejercida por las Fuerzas Armadas sobre los gobiernos constitucionales. En ese contexto, Luis Cándido Carballo impone un modelo de gestión que, inspirado en la retórica del "mejor es hacer que decir", contribuía a profundizar el debilitamiento de las instituciones democráticas al instalar en la sociedad la idea de que los órganos deliberativos constituían obstáculos que era preciso remover en beneficio de una mayor eficacia administrativa.
El segundo tomo abarca un período comprendido entre 1966 y los últimos años. En él, Cristina Viano analiza una etapa en la que sobresale la inestabilidad política y económica y, junto a ella, la radicalización de un conflicto social que se expresa en las demandas empresariales, estudiantiles y sindicales, junto al surgimiento de las organizaciones armadas y las experiencias contraculturales de los 60 y comienzos de los 70.
Por su parte, Gabriela Aguila se ocupa de analizar las características locales de la represión instaurada por la dictadura militar. Del gobierno militar distingue dos sub-períodos, cuyo punto de inflexión es el fracaso del plan económico de Martínez de Hoz y la pérdida de legitimidad política del Proceso de Reorganización militar que la guerra de Malvinas -en un momento en que comenzaba a resurgir la protesta social encabezada por los sindicatos, las agrupaciones estudiantiles y los organismos de derechos humanos- no hizo más que profundizar.
El último capítulo, escrito por Gustavo Guevara, llega hasta nuestros días. En él se analiza la crisis del sector industrial en el Gran Rosario; los fenómenos de protesta social que de ella derivan, junto a los reclamos de diversas fuerzas sociales y políticas; la amenazada transición democrática y el "auge y crisis de la coalición populista conservadora"; así como también, las distintas opciones políticas que privilegió una ciudadanía que, por primera vez, pudo elegir a su Intendente en recambios sucesivos del gobierno municipal.
Una carga polémica
El conjunto presenta una síntesis que abarca más de medio siglo de historia de la ciudad, tanto por constituir un esfuerzo colectivo por dotar de sentido al pasado inmediato, como por reflejar los avances realizados en condiciones presupuestarias poco propicias por docentes y estudiantes preocupados por indagar la historia local contemporánea.
Por otro lado, la obra refleja el esfuerzo por parte de los historiadores de interpretar la realidad actual a contrapelo del ascetismo que promueve la sana distancia respecto de los hechos que se narran. Es evidente que la proximidad entre el historiador y los acontecimientos limita, en parte, el corpus documental sobre el que se construye la historia, pero afirmar que ello es un obstáculo para pensar el pasado cercano implicaría aceptar que es ocioso o inoportuno intentar una reflexión profunda y rigurosa sobre el presente. Precisamente, uno de los aportes de "Rosario en la historia" es el de ofrecer instrumentos que permitan reflexionar sobre la actualidad y debatir acerca de las alternativas de futuro que se presentan para el corto y mediano plazo, así como también para iluminar otros futuros posibles que hoy se encuentran fuera de cualquier consideración.
En este sentido, ambos volúmenes plantean una serie de problemas relativos a las alternativas abiertas para la ciudad y su zona de influencia en el marco de los efectos de las transformaciones macroeconómicas sobre la región. También permiten evaluar la gestión municipal tanto desde sus logros y fracasos como desde los diferentes modos de articular las relaciones entre la sociedad civil y los poderes municipales. Finalmente, estimulan una reflexión sobre una serie de problemas no resueltos de fuerte impacto a nivel local: la creciente desocupación, la dramática marginalidad social y los insatisfechos reclamos de justicia por parte de los organismos de derechos humanos.
Por estos motivos y otros más que sería largo enumerar, como el rol que le cupo a diversos actores sociales locales en la legitimación de la dictadura y en el silenciamiento de su política genocida, la obra contiene una fuerte carga polémica que sólo el predominante pragmatismo y la escasa densidad del debate político actual permitirían eludir.
En cambio, para el público general y especializado interesado en promover el debate, la lectura puede tener un interés adicional que anticipa la profesora Elida Sonzogni en el prólogo que dedica al libro: aquella que se enriquece como resultado de la confrontación entre las experiencias de vida de los lectores y los relatos ofrecidos por los historiadores.