Año CXXXIV
 Nº 49.081
Rosario,
domingo  08 de
abril de 2001
Min 15º
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El golpe de gracia
Las burlas del eterno retorno

Silvio Mario Valli

¡Volvió! Más gritón y de mirada más zigzagueante que de costumbre a ocupar cuatro horas semanales de las dóciles vidas de teledependientes, es ¡el rey de la televisión!: Boquita Tinelli. ¡Vuelve! Sí, pero dosificada, sólo dos veces a la semana, la blonda, la quintaesencia de la simpatía, plena de mohines y divinas, queridas, santas y otras hipodemagogias. Su "Yo no fui" Giménez está de nuevo entre nosotros, obviamente de visita, habida cuenta que vive en Miami porque "le duele el país". ¡Albricias! Vuelven como las valijas y los ladrones al lugar del hecho. ¿Renovados? ¿Originales? ¡Nooooo!, para ellos -y otros personajes- sólo cuenta la repetición.
Mi Outsider Personal que miraba sobre mi hombro cómo barruntaba esta columna, me espetó, canchero él: "Sabe, don Valli, el porqué del éxito (bah, rating) de estos programas... bueno, yo tengo la posta... posta". Y empezó a desgranar una serie de razones que me incomodaron primero y me hicieron reflexionar después. Out, dixit: "El público mass-media quiere que se diga lo que ya se ha dicho, que se le vuelva a mostrar lo que ya se ha visto para hacerse de ese modo la ilusión de que las cosas serán siempre lo que han sido y de que el sistema es eterno. Desconfían del arte porque no quiere vivir nuevas experiencias, no quiere conocer sino reconocer lo que ya conocía de sí y verse confirmado en sus gustos. No quiere nuevas perspectivas que le abran un mundo cerrado sobre sí, homogéneo, rígido e inmutable, pero pleno y sin fisuras. ¿O «El sodero de mi vida» no responde a estos parámetros? ¿O Alberto Cortez cantando a capella «Cuando un amigo se va» por enésima vez?".
Dicho lo cual, Out, sin saludar como debe proceder una mente superior que se precie, se encaminó resuelto a ver en los truchos reality shows si pasa algo para llenar su vida ausente de emociones.
Out..., le grité. Usted es muy contradictorio. Out paróse. Se dio vuelta y sin percibir rasgo alguno humano en su semblante, citó a Walt Whitman: "Sí. Me contradigo, ¿y qué?... Yo soy inmenso y contengo multitudes".


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